Manuel Ríos San Martín (Madrid, 1965) es uno de los guionistas de ficción televisiva con más solera de nuestro país. Acumula cientos de capítulos en series tan emblemáticas como 'Médico de familia' o 'Compañeros', y en su afán por contar historias, dio el salto a la creación literaria en 2017 con 'Círculos', un thriller ambientado en el mundo de televisión. En 2019 llegaría 'La huella del mal', que relata un asesinato ritual en el yacimiento de Atapuerca y en 2021 'Donde haya tinieblas'en la queexplora el fanatismo religioso y el fenómeno de las redes sociales. Acaba de publicar su cuarta novela, 'El olor del miedo' (Planeta), que parte del 'asesinato' de una elefanta en el Bioparc de Valencia.

El autor crea una trama llena de suspense protagonizada por un veterano inspector de la UDEV, que se ve obligado a investigar un crimen que, según el código penal, no lo es. El relato aborda, entre otras cosas, temas como la maternidad, el deseo de pepetuar la especie y las conexiones entre humanos y animales. ¿Tienen los animales actitudes humanas? ¿Y los hombres, han vencido a su instinto? Son algunas de las cuestiones que plantea en este libro que, en cualquier caso, no pretende adoctrinar. "Lo que busco es que la gente reflexione y saque sus propias conclusiones, no guiarles hasta el punto final de lo que tiene que pensar", nos explica en una entrevista en la que reivindica términos como el de "manada", en el mejor sentido de la palabra. "Creo que los seres humanos deberíamos tener nuestra propia manada y es una de las reflexiones que hago en la novela, la necesidad de tener manada que te acoja, que te haga sentirte bien, que te ayude y proteja", asegura.

Para él, una de las frases más injustas hacia el ser humano es decir que es el único animal que mata por placer. "Es mentira", afirma categóricamente y recomienda a la gente que antes de repetir tópicos como éste, se documente. "Si tuviese que decir un animal que mata por placer, y esto nos va a sorprender, sería el gato o el leopardo". Estas inocentes criaturas juegan con cualquier animal que se les acerque, por ejemplo, un pájaro o un pequeño roedor, acaban matándolo y después no se lo comen. "¿Es eso por placer? Pues probablemente tampoco, será por entrenarse, una especie de juego... No sé exactamente, pero antes de pronunciar estas frases un poco grandilocuentes, la gente debería pensárselo dos veces", asevera.

"Todos hemos asesinado a alguien en un lugar emblemático y está muy bien, pero yo nunca había visto que el asesinato de un animal generase una novela"

PREGUNTA.- ¿Cómo se te ocurre hacer un thriller con el asesinato de una elefanta que, según el Código Penal, nunca sería asesinato?

RESPUESTA.- Hay dos motivos que se juntan en esta decisión, por un lado está que desde niño siempre he estado fascinado por los animales, me acuerdo que de pequeño mi madre me leía los libros de Félix Rodríguez de la Fuente, enciclopedias... Desde entonces me aficioné a los documentales y libros sobre animales, es un tema que me interesa muchísimo. Por otro lado, hay tanta novela negra en la actualidad que creo que me pedía el cuerpo contar algo diferente. Todos hemos asesinado a alguien en un lugar emblemático y está muy bien, seguiremos matando chicos, chicas, señores y señoras, pero yo nunca había visto que el asesinato de un animal generase una novela. Unir estos dos temas, un tema de fondo que me interesa muchísimo como es el comportamiento animal y la diferencia con el comportamiento de los hombres, y situar una novela en un lugar tan diferente como un zoológico, con el asesinato de un elefante, me parecía que podía llamar la atención en un momento como este.

P.- ¿Te ha costado mucho documentar desde un punto de vista legal la investigación de esta muerte? Hay un momento en el libro en el que hablas de que en todo caso sería maltrato animal y que el Código Penal lo castiga con 2 años.

R.- Lo primero que hice fue preguntar a la Policía, por si el planteamiento era una tontería y yo mismo me comprometí a hacer lo que me dijeran sobre cómo se investigaría este asesinato concreto, la muerte de este elefante. Por las circunstancias del caso, me dijeron, tratándose de un zoológico grande, delante de gente, el suceso se investigaría como si fuese el crimen de un ser humano y se encargaría la UDEV. Entonces, empecé a escribir con esa premisa. Aparte, la novela lleva mucha documentación, más allá de lo legal, sobre comportamiento animal, el funcionamiento de un zoológico tan grande como este.

P.- Félix Rodríguez de la Fuente fue un referente para ti. La elefanta asesinada, que era albina, me ha traído recuerdos de Copito de Nieve, el gorila albino del zoológico de Barcelona, ya desaparecido y que fue un admirado por muchas generaciones. ¿Tiene alguna relación con tu protagonista?

R.- Digamos que sí, porque la idea de que fuera albina llamaba más la atención. Copito de Nieve fue la imagen del parque porque era muy original y fue el único de su especie albino. Entre los elefantes hay algún caso más y entre los leones no es tan raro. Quise convertir a mi elefanta en el símbolo del parque y que el asesino, del que todavía no sabemos su motivación, quisiera acabar con el animal más importante del parque.

P.- ¿Se podría decir entonces que hay un guiño a Copito de Nieve?

R.- No sé si un guiño, pero sí es una influencia. A lo mejor, si no hubiese existido Copito de Nieve, no se me hubiera ocurrido. Es posible.

"Los humanos vivimos tan lejos de la naturaleza que ya no olemos ni el miedo ni prácticamente nada"

P.- ¿A qué huele el miedo, por cierto?

R.- Los humanos vivimos tan lejos de la naturaleza que ya no olemos ni el miedo ni prácticamente nada, pero los animales sí lo huelen y reaccionan ante eso. Muchas veces el animal que tiene miedo es violento para defenderse. Entonces el otro huele el miedo y sabe que tiene que estar preparado por si acaso. El miedo tanto a los animales como a nosotros, en cierta medida, nos lleva a buscar seguridad.

Los animales por la noche pasan miedo. Los leones tienen muy buena visión nocturna y, sin embargo, los herbívoros mala, imagínate las noches en la pradera.

"Todos los animales, cuando no tienen a otro animal que les pare los pies de alguna manera, todo se vuelven peligrosos"

P.- ¿Quién es más peligroso, los humanos o los animales?

R.- Hombre, el ser humano puede resultar más peligroso porque es mucho más inteligente que cualquier animal. La inteligencia es fantástica, pero también peligrosa. Todos los animales, cuando no tienen a otro animal que les pare los pies de alguna manera, todo se vuelven peligrosos. Los elefantes, por ejemplo, son capaces de destrozar un bosque en en dos tardes si no tienen depredadores que los limiten de alguna manera.

Hay un caso muy famoso que es el del parque de Yellowstone, en EEUU, donde al desaparecer los lobos, hace ya un siglo, los ciervos y los alces se hicieron dueños del parque, echaron a todos los demás herbívoros pequeños, entonces desaparecieron los zorros y los coyotes desaparecieron al desaparecer todo esto, después desaparecieron lo buitres, las águilas, los pequeños roedores, incluso el río, que cambió de curso y se estancó en muchas zonas porque la hierba crecía de forma distinta. Los castores se fueron... Es decir, cuando un animal no tiene su equilibrio es igual de peligroso que el ser humano, lo que pasa que nosotros somos muchos y muy inteligentes.

P.- En la novela, aparte del maltrato animal abordas temas como la maternidad y las técnicas de reproducción asistidas, con reflexiones muy interesantes. ¿Cuál cuál es el mensaje que quieres transmitir con este libro, aparte de entretener? 

R.- Lo que busco es que la gente reflexione y saque sus propias conclusiones, no guiarles hasta el punto final de lo que tiene que pensar. Pero sí me gustaría que la gente no se moviese de una manera tan pasional en el tema de los animales, que leyese, se informase y se documentase para evitar caer en tópicos o lugares comunes.

Una de las cosas que se dicen que me parece muy injusta hacia el ser humano, es lo de que es el único animal que mata por placer. Mentira. ¿Qué ser humano mata por placer? El ser humano mata por celos, por droga, por dinero, por posesión, por territorio, por unos motivos concretos, no por placer. Algún ser humano habrá matado por placer, pero no es lo normal. 

Es una frase hecha para meterse con el ser humano, cosa que nos gusta mucho y que es injusta. Si tuviese que decir un animal que mata por placer, y esto nos va a sorprender, sería el gato o el leopardo, que tienen tendencia a matar o a jugar con cualquier animal que se les acerque, como un pájaro o un pequeño roedor. Pero después no se lo comen. ¿Es eso por placer? Pues probablemente tampoco, será por entrenarse, una especie de juego... No sé exactamente por qué, pero antes de pronunciar estas frases un poco grandilocuentes, la gente debería pensárselo dos veces.

P.- La verdad que es súper curioso, nunca se me había ocurrido pensarlo.

R.- Sí, porque nos gustan mucho los animales, pero pensamos muy poco sobre ellos. Es un tema apasionante si profundizas en él. 

"Juan Luis Arsuaga dio la clave al decir que somos nosotros los que nos parecemos a los animales"

P.- ¿Te ha sorprendido algo de los animales en el transcurso de la investigación que has hecho para este libro?

R.- Hay una frase de Juan Luis Arsuaga, que siempre es tan brillante, que me dio una clave. Y es siempre estamos diciendo, los animales se parecen a nosotros y él dice: 'No, es al revés, somos nosotros los que nos parecemos a ellos'. Esa clave para mí es esencial. Por ejemplo, decir 'los animales aman como nosotros'. Pues no, no invitan a su pareja, al cine ni se la llevan a cenar a un sitio romántico. Sin embargo, nosotros sí amamos como ellos. El otro día vi un vídeo de una chimpancé que creía que había perdido su cría y cuando la encuentra le da un abrazo enorme, que te desarma. Esa especie de pureza biológica en el apego, ese querer estar con la cría, protegerla, cuidarla, alimentarla, todo eso nosotros lo tenemos e incluso me atrevería a decir que en cierta medida lo estamos perdiendo, cosa que es una pena.

P.- Una de las claves del libro es el deseo de perpetuidad, el de dejar tus genes y tu herencia biológica, ¿es algo que compartimos también con los animales?

R.- Desde que surgió la vida en la tierra hasta ahora los animales han vivido siempre, diría yo, casi solo para transmitir los genes. Ha sido de alguna manera su motivo de vivir. Sin embargo, el ser humano, no. Somos la única especie que tenemos capacidad de decisión sobre un tema tan trascendental como transmitir o no nuestros genes y eso nos da mucha libertad. ¿Qué nos hace humanos? Pues una de las respuestas sería decidir si queremos hacerlo o no.

P.- ¿De las cualidades de los animales, con cuál te quedarías?

R.- Me gusta mucho el término manada, hoy en día para nuestra desgracia, pues fíjate lo que nos viene a la mente cuando la lo oímos. Sin embargo, el término manada para los elefantes, los lobos, para casi todos los animales es un término positivo. Es un término donde crecer, donde estar seguro, donde ayudarse... Creo que los seres humanos tenemos que tener nuestra propia manada y es una de las reflexiones que hago en la novela, la necesidad de tener manada que te acoja, que te haga sentirte bien, que te ayude y proteja. Para mí es algo esencial y no me gustaría que lo perdiéramos, en sociedades como la americana se está perdiendo en gran medida, pero en España todavía conservamos ese concepto, que no solo es familia, se extiende a amigos y a gente cercana. Me parece esencial para vivir felices.

P.- Además de escribir novelas, eres también guionista. ¿Es una ventaja para un escritor o puede suponer también un hándicap?

R.- Para mí ha sido una ventaja por varios motivos, el primero porque tengo una costumbre de escribir y una capacidad de concentración enorme después de 30 años escribiendo guiones. Es como un entrenamiento que te da tranquilidad a la hora de sentarte a escribir, no hay miedo al a la hoja vacía. 

Tienes que ser capaz de cambiar la gorra, por decirlo de alguna manera. Cuando escribes una serie, no tienes que dar todo en el guion, luego va a venir un actor al que se le va a caer una lágrima, va a venir el músico, el fotógrafo que va a poner una luz preciosa... Hay muchas cosas que se van a aportar después de tu guion, mientras que en una novela todo está entre tu escritura y la mente del lector. Es una especie de pacto donde yo escribo y tú lees, pero en medio no hay nada. Yo tengo al lector que meterle en situación con mis palabras y eso es algo que no hace el guionista.

"La literatura te permite ser un poquito más personal y la televisión es más un trabajo en equipo"

P.- ¿Y con quién disfrutas más, con el lector o con el televidente?

R.- Tengo la suerte de que las dos cosas me gustan. Me lo paso bien de las dos maneras son dos medios distintos, me permiten expresarme de maneras diferentes. La literatura te permite ser un poquito más personal y la televisión es más un trabajo en equipo, que a lo mejor no cuentas tanto lo que tú quieres contar, pero también es muy agradable socialmente. Los escritores, estamos mucho tiempo solos y los guionistas, sin embargo, pasamos más tiempo con gente.

P.- Llevas ya cuatro novelas con ésta y me llama la atención, que son historias de punto y final. Siendo guionista de series, ¿no te pegaba más hacer una saga?

R.- Fíjate, después de 121 capítulos de 'Compañeros'... Con cada novela tardo aproximadamente en escribirla 2 años y cada una tiene un tema de fondo, en este caso son los animales, la anterior era el arte religioso y la religión, la prehistoria en la otra. Prefiero, por lo menos a día de hoy, que los protagonistas tengan algún tipo de relación con ese tema, lo que me permite hablar del mismo con distintas perspectivas. Por ejemplo, en este caso, al inspector protagonista no le gustan los animales y le parece un poco absurdo que le hagan investigar la muerte de un elefante, pero a su vez tiene una nieta de 8 años a la que le encantan los animales. Eso me permite dar distintas visiones sobre un tema.

P.- ¿Te ha dado pena despedirte de un inspector tan carismático? ¿Lo has matado para siempre?

R.- Tampoco se sabe. También me gustaba mucho el inspector de la novela anterior, Martínez, y tuvo mucho éxito entre los lectores. Nunca se sabe, no es que me niegue, pero no quiero que se pueda ver como una obligación. Así vivo feliz, tengo mucha libertad y estoy escribiendo lo que realmente me apetece.

"Con el tema de los animales tenemos bastante lío en la cabeza, todo es emocional"

P.- Hablando de animales, ¿qué te pareció el debate que hubo en relación a la aprobación de la Ley de Bienestar Animal, ante la cual incluso hubo mucha mofa?

R.- Con el tema de los animales tenemos bastante lío en la cabeza, todo es emocional. La presencia en redes sociales del tema de los animales genera comentarios extremos de un lado y de otro. Yo intento por eso explicar las cosas desde un punto de vista un poquito más científico, porque enseguida en redes se produce insultos y caos. La vez que más me han insultado en mi vida, para que te hagas una idea, fue una vez que había un vídeo de una cabritilla que se había perdido y se encuentra con la madre y va corriendo y se pone a mamar. En el post original ponía '¡cuánto amor!' y yo contesté '¡cuánta hambre!'. Tuve como 100.000 respuestas, deseándome la muerte, insultos... Yo lo hice un poco por provocar, pero ¡madre mía! No dije 'me voy a comer a la cabritilla esta tarde con patatas'. Creo que tendríamos que moderarnos un poco, no en este tema, sino en todos, intentar ser amables y debatir con respeto y con argumentos.

P.- Uno de tus personajes, Violeta, en un momento de la novela dice que hay gente que quiere más a los animales que a las personas. ¿Crees realmente que hay gente así?

R.- En mi perfil de Twitter estoy haciendo encuestas de temas como éste y pregunté si vale más la vida de un humano o de un animal, tuve más de 300 respuestas, o sea, una cantidad aceptable y el 50% pensaba que valía más la vida del ser humano y el otro 50 estaba dividido entre igual, más la del animal, no sé... Pero salía más del 30% que pensaban que valía más la pena la vida de un animal. Aunque las redes sociales no son un reflejo de la sociedad, me parece una encuesta significativa y me sorprendió. 

P.- ¿Por qué has elegido el Bioparc de Valencia como escenario?

R.- Fue una casualidad. Estaba promocionando en Valencia mi anterior novela y justo antes de entrevistarme a mí, estuvo la jefa de comunicación del Bioparc. La estuve oyendo y me pareció que sonaba muy bien, se lo dije y me invitó a conocerlo. Me sorprendió, el hábitat de los elefantes es bestial, increíble, con un lago, una cascada, baobabs, impresionante. Pero no me bastó con eso y le pedí pasar 3 días o 4 días con ellos. Me abrieron las puertas totalmente, vi como trataban a los animales, como les alimentaban, las pruebas médicas que les hacían, en fin, toda la dinámica que siguen durante el día hasta que por la noche los guardan. Esa experiencia me vino muy bien para situar a los personajes y me permitió ver que un zoológico de este tamaño tiene muchísimas esquinas y recovecos misteriosos donde pueden pasar cosas. Por la noche, por ejemplo, el parque tiene un montón de ruidos, que impresionan bastante. 

P.- ¿Pasaste miedo allí con los ruidos?

R.- No exactamente, porque yo soy tranquilo, pero oías de fondo el rugido del león y te provocaba un poco de respeto.