Desde finales de marzo está en las librerías españolas un nuevo libro de Manuel Francisco Reina, El fiel de la balanza (Cuadernos del Laberinto), un nuevo poemario escrito desde el desgarro personal y el conflicto y en unas situaciones que le llevaron incluso a una crisis existencial. Este andaluz, prolífico y versátil escritor, naufragó durante casi cuatro años en duros oleajes que le hicieron incluso plantearse dejar de escribir, lo que para un autor que gana premios desde los 13 años y para que el la literatura como la poesía para Celaya (Poesía necesaria como el pan de cada día, como el aire que exigimos trece veces por minuto) es esencial y por ello, dejar de escribir era como dejar de vivir.

Manuel Francisco, muy querido en ElPlural.com por sus colaboraciones desde prácticamente su fundación, es autor de una obra densa, intensa y extensa. Novelista, poeta, guionista, crítico literario y dramaturgo. También es guionista de documentales. A destacar su labor como coordinador del disco No os olvidamos, en homenaje a las víctimas del 11M, en colaboración con José Saramago. Ex articulista del ABC, fue crítico en Babelia de El País. También participa en la Cadena SER con Pepa Bueno (en el programa Hoy Por hoy).

Una entrevista con Manuel Francisco Reina no es fácil. Confieso que lo he vivido. Y no lo es porque es complejo centrar el tema, poner el foco en el tema apriorísticamente fijado, hablado y concertado. Su versatilidad, enorme cultura literaria y humana, su capacidad vivencial, la facilidad para pasar de las musas al teatro o de Ernesto Cardenal a Fernando de los Ríos y Josep Stalin, de Federico al último literato germano, de los falsos literatos que crean las redes sociales a los “burdosellers”, de la anécdota vivida al golpe sufrido, de su compromiso social al no “mancharse” de los equidistantes, del Padrenuestro revolucionario al pos Madrid ayusiano, de sus secretos oídos de la voz de Pepe Hierro a Unamuno o Vargas Llosa, es, en definitiva su portento intelectual y su rica retórica los que atrapan al entrevistador, emboba el rostro del plumilla y hace que el periodista, embaucado por un delicioso síndrome de Estocolmo “reinano”, se olvide que a lo que veníamos a hablar era de su libro, que diría Cela, y nos dejemos caer por otros derroteros de agradable y ensimismada escucha.

Pues eso, que más que seguir leyéndome, corten y disfruten, como yo lo he hecho, con este vídeo íntegro de esta deliciosa entrevista.

Omnis Valet etiam Pecata, Makaquicu, Manuel Francisco.