Juan Tranche (Madrid, 1979) es un apasionado del antiguo Imperio Romano. Su lugar ideal para perderse sería, sin duda, Pompeya, la ciudad sepultada por la erupción del Vesubio hace 2.000 años y recuperada tal y como estaba entonces. "Es como abrir una ventana en el tiempo. Podemos asomarnos a cómo era su vida y pasear por una calle auténtica de la antigua Roma", nos explica entusiasmado en una entrevista con motivo de la publicación de su segunda novela, 'Gladiadoras' (Planeta), una ficción histórica en la que recupera la figura de estas valientes luchadoras que se jugaban la vida sobre la arena para entretenimiento de los romanos. "Siempre han estado ahí, simplemente han sido sido silenciadas", subraya.

Nos cuenta que es una novela histórica para todo tipo de público, incluso para aquel no habituado a sumergirse en el pasado. 'Gladiadoras' incluye también thriller, intriga, acción, amor y algo de humor. Relata la historia de dos mujeres, una esclava y otra noble, que se convierten en gladiadoras. La primera, Helena, para estar cerca de su amado Antinoo, un personaje real que fue el favorito del emperador Adriano y cuyo bello rostro cautivó también a los artistas de la época. La segunda, Valeria, quiere escapar de la vida que le está reservada, sometida a los hombres. "Déjame soñar con un mundo el que nosotras, las mujeres, seamos dueñas de nuestro propio destino", argumenta.

Es la segunda incursión de Tranche en la Antigua Roma. La primera fue 'Spiculus' (Suma), donde narra la historia de dos gladiadores enfrentados a muerte en la época de Nerón. Aunque 'Gladiadoras' se remonta a hace 1.900 años, algunos de los temas que aborda siguen siendo muy actuales: la lucha por la igualdad, el derecho a decidir y el miedo de las mujeres a sufrir violencia. Todas estas cuestiones, hoy en día todavía no resueltas, unieron en aquella época a patricias y plebeyas. 

"Desgraciadamente, las mujeres tienen miedo a caminar solas por la calle. El miedo a los depredadores ya estaba en la antigua Roma, en la época medieval y sigue en la actualidad"

PREGUNTA.- ¿Cómo llegan las gladiadoras a tu vida?

RESPUESTA.- Me empiezo a apasionar por el mundo romano gracias a Juan Eslava Galán, tras leer su libro 'Julio César, el hombre que pudo reinar', pero lo que más me ha marcado es la película Gladiator’. Quise saber más sobre todos estos hombres, estos aguerridos luchadores que se jugaban la vida en un anfiteatro y empecé a investigar. Todos hemos oído hablar de gladiadores, independientemente de la generación, pero es curioso que muy poca gente sabe que también existieron gladiadoras. Sigue habiendo una especie de tabú hacia ellas, a pesar de que en los últimos dos o tres años se han hecho varios documentales sobre estas mujeres y empieza a abrirse un poco. He creído que era una historia que merecía la pena contar.

P.- ¿Cómo surge esta historia que relatas en ‘Gladiadoras’?

R.- La idea surge a partir del relieve de Halicarnaso en el que se ve a dos mujeres luchando y es la prueba más clara de que existieron las gladiadoras. Me pregunté por qué se habían quitado el casco, que está a sus pies, y de ahí surgió la idea de escribir y novelar lo que pudo pasar entre estas dos mujeres para que llegaran a ofrecer uno de los mejores combates de todos los tiempos.

Esta foto de Sandra López, gran aficionada a la recreación histórica, ha inspirado a Juan Tranche para recrear a sus gladiadoras de la antigua Roma
Esta foto de Sandra López, gran aficionada a la recreación histórica, ha inspirado a Juan Tranche para recrear a sus gladiadoras de la antigua Roma. (Foto: Javier Tamargo)

P.- ¿Qué consideración tuvieron las mujeres gladiadoras en su época?

R.- La más baja que puede haber. Tenemos que pensar que los romanos diferenciaban a las mujeres en dos estatus muy marcados. Por un lado, la mulier, una mujer de clase social baja. Hay que tener en cuenta que a los romanos les daba absolutamente lo mismo este tipo de mujeres, ya fueran esclavas, gladiadoras o prostitutas. Las veían como alguien que ofrece su cuerpo para el entretenimiento y, de alguna manera, estaban bajo el paraguas de la infamia. Sin embargo, no les daba igual lo que hiciera una fémina, que es una mujer de clase social alta, una mujer libre, cuyo comportamiento debía ser ejemplar, con un buen don de gentes, pero sin pasarse, siempre a la sombra del marido, una buena anfitriona, etc. Es lo que ellos llaman una buena matrona cuyo objetivo era traer hijos a la familia y por ende al estado.

"La historia es cíclica y muchas preocupaciones que tenemos hoy en día ya estaban en la antigua Roma"

P.- Sin embargo, una de las protagonistas de tu relato es una fémina.

R.- Cuando ideé la trama, tenía claro que quería que una protagonista fuera una mulier y la otra una fémina, con el objetivo de trazar un paralelismo entre ellas y ver cómo era la vida de la mujer en la antigua Roma. Hablamos de mujeres libres, pero ni siquiera podían decidir con quién podían y con quién no podían casarse. Entonces me parecía que, independientemente del estatus de cada una, tenían problemas comunes que han trascendido incluso a nuestros días. La historia es cíclica y muchas preocupaciones que tenemos hoy en día ya estaban en la antigua Roma.

P.- Las protagonistas de tu relato luchan por tener las mismas oportunidades que los hombres. Hoy en día, las mujeres seguimos luchando por lo mismo.

R.- En la antigua Roma, a pesar de sus sombras, también tenía sus luces. Por ejemplo, la educación era mixta hasta los 12 años y en algunos casos se prolongaba en los colegios, que era la siguiente etapa. En la Edad Media se acabó con todo esto y la educación mixta no volvió hasta hace 70 años. Personalmente estoy convencido de que si no hubiese caído el Imperio Romano hoy en día seríamos una sociedad más plural. Se fueron mejorando poco a poco cosas. Por ejemplo, en esta época que yo narro, a partir de Adriano, se empiezan a permitir ciertas cosas que hasta entonces eran una utopía. Lo narro a través de personajes como Valeria y su hermana Domicia, que se rebelan ante las convenciones sociales y reclaman una serie de derechos que hoy en día nos parecen normales, pero que en la antigua Roma tuvieron que luchar mucho para lograr ese reconocimiento.

"No es una novela dirigida exclusivamente al público de novela histórica"

P.- ¿A quién va dirigida esta novela? 

R.- Mi objetivo ha sido que todo el mundo pueda sentirse atraído por la historia de estas guerreras, que siempre han estado ahí, simplemente han sido silenciadas. No es una novela dirigida exclusivamente al público de novela histórica, quería hacer algo ágil, entretenido, con capítulos cortos en las que siempre esté pasando algo y mezclando diferentes géneros. Hay thriller, con aparición de prostitutas violentamente agredidas, violadas y asesinadas. También he querido establecer un paralelismo a lo largo de la historia. Desgraciadamente, las mujeres tienen miedo a caminar solas por la calle. El miedo a los depredadores ya estaba en la antigua Roma, en la época medieval y sigue en la actualidad. La novela nos va a sorprender por las decisiones que se tomaban con aquellos agresores y aquellos violadores en Roma.

"Roma no fue permisiva con la homosexualidad. A los gladiadores homosexuales se les estigmatizó"

P.- ¿Era también una sociedad avanzada en cuanto a la homosexualidad, con un emperador que no ocultaba a sus amantes hombres?

R.- No, al contrario. Siempre hemos creído que la época romana fue una época muy permisiva con la homosexualidad, pero no es así. Los gladiadores se clasificaban según las armas que utilizaban: el murmillo, el reciario, secutor... Cuando eran homosexuales se les ponían una túnica y le llamaban tunicati, por lo tanto, les estaban estigmatizando, les estaban poniendo una especie de letra escarlata. Por tanto, a lo mejor es porque no estaba tan bien visto como creemos.

A Adriano le llamaban el grieguito y lo llamaban, entre otras cosas, porque le gustaba mucho viajar, le gustaba todo el helénico y, sobre todo, por la fama que tenían los griegos de ser permisivos con la homosexualidad. Siempre se ha hablado de Adriano y Antinoo como una de las grandes historias de amor de la antigüedad, pero no sabemos cómo lo vivió la tercera persona en discordia que fue Vibia Sabina, la mujer del emperador. Quería narrar a través de los ojos de ella como vivió y qué sintió ante este amor que escandalizó a los romanos.

P.- ¿Cuánto hay de ficción y cuánto de realidad?

Teniendo en cuenta que la historia de estas dos gladiadoras es simplemente un relieve, tenemos que pensar que todo o el 80% de la novela es ficción, pero siempre tratando de mantener el rigor, las costumbres de la época, no haciendo muchos anacronismos. Lo digo al final de la nota autor. Sí tiro de personajes históricos: Adriano, Antinoo, Vibia Sabina, también Hostiliano, que presume de ser el primer magister que ofrece luchas de mujeres en Roma, en Ostia, que era lo que estaba cerca de Roma. Es otra de las pruebas arqueológicas, además del relieve, que nos habla de la presencia de mujeres.

P.- ¿Las mujeres gladiadoras eran mujer objeto en el espectáculo? ¿Tuvieron la misma consideración que sus compañeros hombres?

R.- Ellos lo hacen para mostrar su valor, algo muy reconocido por los romanos, que disfrutaban viendo cómo una persona se enfrentaba a la muerte de forma estoica, sin miedo. En el caso de las mujeres, que aparecen con el pecho descubierto, todo empieza con una especie de excitación sexual, haciendo cosas destinadas a los hombres e irradiando una especie de fascinación sexual. Lo sabemos porque se han encontrado lucernas de la época en la que salen hombres haciendo el amor con mujeres vestidas de gladiadoras. También sabemos que, tras esa comunión entre la vida y la muerte, había un tipo de prostituta, las fornices, que salían en ese momento para atender a las necesidades del público, unos espectadores muy excitados y deseosos de practicar sexo.

Los historiadores creen que las luchas de gladiadoras surgieron por un lado para provocar esa excitación sexual y, además, porque el editor, que es quien presenta los juegos a la sociedad, busca siempre el mejor espectáculo, pagado de su propio bolsillo, como ostentación de riqueza, con el fin de que luego le votaran en los comicios. Daban por cierto que aquel que era bueno haciendo un espectáculo de circo, sería bueno gobernando la ciudad. Dan una cosa a cambio de otra.

P.- ¿Quiénes son tus referentes?

Juan Eslava Galán, Ken Follet, Carlos Ruiz Zafón y, sobre todo, en Roma, el que ha cambiado el concepto y lo ha llevado a los máximos altares es el maestro Posteguillo. Son mis grandes referentes y personas a las que siempre he admirado.

P.- Hablabas también de la película 'Gladiator'. ¿Hay alguna serie que te haya marcado, ahora que están tan de moda?

R.- Tanto como esa no. Pero hay una serie que recomiendo mucho, 'Roma' de HBO, que se mantiene bastante fiel a los hechos. Narra la vida de Julio César, a quien todos los aficionados a este mundo tenemos en los altares, desde su adolescencia y lo hace de forma brillante.

P.- ¿Que estás leyendo en este momento?

R.- 'El Ángel de la ciudad', de Eva García Sáenz de Urturi, y anteriormente he leído el de Fernando Benzo, 'Los perseguidos', que me ha encantado. Leo mucho, de todo. Compagino Roma con otra diferente para salir un poco de mi zona de confort. Ensayo muchísimo. Los únicos libros que me he leído varias veces son de ensayo, como 'Gladiadores', de Alfonso Mañas, que los que amamos el mundo de la gladiatura lo llamamos la Biblia del Gladiador, no sé la de veces que lo he hecho. Siempre recomiendo: 'La vida en la antigua Roma', de Harold W. Johnston, que es un libro de referencia para aquel que quiera saber algo sobre el día a día de los romanos. Muchas cosas que las seguimos hacemos igual.