Los documentales musicales, o mockumentary, han pasado de ser un subgénero para unos pocos a convertirse en una cierta moda que, desde hace unos años, han disfrutado de una distribución y de un alcance que antes parecía impensable, algo que está también sucediendo en el ámbito de la edición literaria.

Janis está dirigida por Amy Berg, documentalista y autora de obras tan interesantes como Líbranos del mal, An Open Secret o Prophet’s Prey, ambas sobre los abusos sexuales a menores desde diferentes perspectivas, o West of Menphis, sobre tres adolescentes encarcelados injustamente, que entronca con su único trabajo en el terreno de la ficción, Every Secret Thing. En apariencia, ninguna de ellas tiene relación temática con Janis, y sin embargo existe una conexión interna muy evidente, aunque también, quizá, muy sutil.

Janis, mediante un relato escrupulosamente cronológico narra la vida de la cantante desde su infancia hasta su trágico final buscando no sólo dar forma a la construcción de un icono musical y/o popular, sino también, y principalmente, mostrar a una mujer que tanto en sus primeros años de vida como en su juventud estuvo fuera de lugar, víctima de ataques y burlas constantes. A partir de ahí, el documental, narrado por la también cantante Cat Power, muestra cómo su proceso artístico, entendido éste en toda su amplitud, fue en gran medida un intento por su parte de conseguir la aprobación de los demás. Diríamos, conseguir su cariño y su aprecio. La utilización de las cartas que Joplin escribió a lo largo de los años a su familia resultan relevantes a este respecto, dado que en sus palabras se percibe todo lo anterior.

Berg, centrada más en este discurso, aunque sin olvidar, evidentemente, el componente artístico de Joplin, ha optado por una metodología documental que no aporta demasiado al género. No es innovador, tampoco particularmente novedoso. Pero la cineasta muestra un manejo excelente de los procedimientos que utiliza, dando consistencia y solidez al documental. Se olvida en gran medida del contexto en el que surge Joplin, quedando más como un paisaje epocal que como un momento determinante para algunas luchas, como, por ejemplo, la de la emancipación de la mujer. Y aunque, sobre todo al final, el documental sí aborda esta cuestión, el interés por el retrato individual de Joplin está por encima de toda consideración más general.

No es, por tanto, un documental demasiado alejado de los otros trabajos de Berg. Al final y al cabo, sus acercamientos a los abusos sexuales de menores o a la indefensión de los jóvenes, entronca a la perfección con Janis en tanto que a la cantante es observada como una niña que no llegó a crecer del todo, que siempre buscó el amparo y la protección de alguien, mientras se convertía paulatinamente en el icono de una época.