Tras revolucionar el pop español desde la trinchera de la producción y consolidarse después como uno de los solistas más inquietos y coherentes de su generación, Alizzz afronta un momento decisivo en su carrera. Cristian Quirante, el hombre detrás del alias, se despide temporalmente de los escenarios con ¡La última y nos vamos!, una gira muy especial que le llevará durante los próximos meses a pequeñas salas de todo el país. Un final de ciclo consciente, casi militante, después de cinco años sin freno, dos discos -Tiene que haber algo más (2021) y Conducción Temeraria (2024)- y un éxito que, como él mismo reconoce, llegó antes de lo previsto.

Lejos de grandes recintos, festivales multitudinarios y sold outs en salas como Razzmatazz o La Riviera, Alizzz apuesta ahora por aforos reducidos, arreglos minimalistas y una cercanía que nunca pudo explorar del todo. Hablamos con él sobre este parón, el desgaste del éxito y la necesidad de volver al origen, en una entrevista marcada por la honestidad y la reflexión.

P: ¡La última y nos vamos! suena a despedida. ¿Por qué ahora este parón?

R: Llevo cinco años sin parar, siempre de gira, y siempre he pensado que necesitaba coger un poco de aire. Yo, el proyecto… todo. Además, ahora mismo estoy muy involucrado en discos de otra gente, produciendo, que es algo que siempre he sido también. Se alinearon un poco los astros para cerrar una etapa con mi proyecto personal.

P: Esta gira es distinta a todo lo anterior. ¿Qué tiene de especial?

R: Quería hacer algo que no hubiese hecho nunca. Siempre cerraba en Madrid o Barcelona, y esta vez quería estar más cerca de la gente. Ir por salas de toda España, algo que nunca había hecho. Siempre he estado más en festivales y creo que este proyecto se disfruta mucho más en salas, donde hay otra energía.

P: Has pasado de llenar grandes recintos a tocar en salas de menos de 600 personas. ¿Por qué volver atrás?

R: Porque nunca tuve esa oportunidad. Desde el primer disco el proyecto se me fue un poco de las manos. Yo no tenía grandes pretensiones, simplemente quería sacar canciones. Y de repente ya estaba tocando en salas grandes. Los conciertos que más me gustan como público son en salas pequeñas: suena mejor, hay más conexión. Y para un cierre diferente, me parecía lo más honesto.

P:El formato también cambia: menos músicos, menos artificio. ¿Cómo afecta eso a las canciones?

R: Ese es uno de los puntos guapos de la gira. Es un concierto totalmente nuevo. Somos solo tres personas en el escenario y lo hacemos todo entre los tres. Los arreglos están pensados para esto, son más crudos, más punky. Las limitaciones siempre me han ayudado a ser más creativo.

P: El éxito llegó muy rápido. ¿Cuál ha sido el precio de esa velocidad?

R: Dejar de prestar atención a otros proyectos que antes tenía. Estar más en casa, más en el estudio, hacer canciones para otros. Me he vaciado bastante: he hecho muchísimos discos y canciones en estos años, para mí y para los demás. Por eso necesito parar, recuperar frescura antes de volver a hacer canciones mías.

P:¿Te sientes más cómodo como productor o como solista?

R: Depende del momento. Tener un proyecto personal es mucho más cansado, tomar decisiones constantes quema mucho. Producir tiene más distancia: haces canciones y luego sigues. Ahora mismo me apetece más estar en el estudio con otra gente, pero sé que en algún momento volveré a obsesionarme con lo mío.

P: ¿Ya tienes planes para después de la gira?

R: Justo cuando he anunciado esta gira me han llamado de muchos sitios para tocar, pero estoy empezando a decir que no. Si no paras tú, la bola no se para nunca. Como productor estoy haciendo tres discos ahora mismo, y ya es mucho trabajo.

P: Si pudieras decirle algo al Alizzz del futuro, ¿qué sería?

R: Que se tome el tiempo necesario. Que no siga los tiempos que se supone que debe seguir. Intentar escuchar más a la cabeza, al cuerpo y al corazón, y no tanto a las voces externas que te dicen que tienes que estar siempre expuesto.

Con ¡La última y nos vamos!, Alizzz no solo pone punto y aparte a su etapa como solista, sino que reivindica otra forma de estar en la música: menos pendiente de cifras y más comprometida con las canciones. La gira pasará por salas emblemáticas como La Nau (Barcelona), Changó (Madrid), Mondo (Vigo), Salamandra (L’Hospitalet), La López (Zaragoza) o el Espacio Santander, entre otras, todas con aforos muy limitados.

Una oportunidad única para ver de cerca a uno de los nombres clave del pop español actual antes de que apague el motor… al menos por un tiempo.

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