El amoníaco es uno de los productos de limpieza más extendido gracias a su versatilidad y eficacia. Se trata de un compuesto químico de nitrógeno que tiene un gran poder desengrasante y quitamanchas, dos cualidades que lo convierte en un artículo indispensable en los hogares.

Lo más común es usarlo como desinfectante pero es tan potente que tiene un sinfín de usos que quizás no conozcas. Si ya te contamos cómo utilizar el ácido cítrico para tu hogar, ahora te traemos los diez usos que puedes darle al amoníaco para limpiar en tu casa.

Los diez usos del amoníaco en el hogar

Así, descubre todo lo que puedes limpiar con este químico:

1. Desengrasante de cocina

Como ya hemos comentado, el amoníaco es uno de los mejores productos de limpieza gracias a su poder desengrasante. Esto lo hace ideal para usarlo sobre todo en la cocina, una estancia en la que cocinar puede provocar que haya manchas de grasa. Puedes utilizarlo con total tranquilidad para limpiar las encimeras, los azulejos y paredes, tus electrodomésticos e, incluso, la campana extractora.

2. Contra los malos olores

Tanto su potente olor como sus propiedades hacen que sea un bloqueador de los malos olores. Ya sea para lavar las superficies como las bayetas, paños o toallas, solo tienes que añadir un chorro del líquido en la lavadora a la hora de poner una colada.

3. Tratar picaduras de animales con amoníaco

El amoníaco también es un buen antiséptico, por lo que ayuda a aliviar la picazón y el ardor de picaduras de insectos. Eso sí, es importante que se aplique lo más rápido posible, es decir, justo después de que ocurra. También es útil para ataques de otros animales, como las medusas.

Para aplicarlo, primero lava bien la zona con agua y jabón y comprueba que no queden rastros de aguijones. Después, diluye una parte del químico en agua y échalo sobre la herida con una gasa.

4. Limpiar el calzado

Aunque no le solemos prestar mucha atención, el calzado también se ensucia, sobre todo el que usamos para salir a la calle. Este químico es perfecto para quitar de todos aquellos zapatos de material las manchas o rayones que se producen en el día a día. Solo tienes que mojar un poco un trapo o una bayeta y frotar con cuidado la zona que esté sucia.

5. Cambiar los colores de la madera

Aunque se puede utilizar simplemente para limpiar las puertas o los muebles de madera, también es válido para cambiar los tonos naturales de este material. Para ello puedes diluirlo en agua y frotarlo siempre y cuando esté al natural. Ten cuidado si la madera está barnizada porque el contacto puede estropearlo.

6. Limpiador de cristales

Como ya hemos contado en otras ocasiones, hay infinidad de trucos para limpiar los cristales. Sin embargo, el amoníaco también es válido para ello. Como si usaras un limpiacristales, moja un trapo en el líquido y pásalo tanto por el exterior de las ventanas como por los cristales y espejos.

7. Pulir el cobre y el bronce

Si ya te contamos los mejores consejos para pulir el cobre y el bronce, ahora te hablamos del poder de este limpiador para dejar tus objetos de este material como nuevos. Solo tienes que mezclar un tapón de producto con un litro de agua templada, y frota con un paño. Así recuperará su brillo natural.

8. Amoníaco para las alfombras

Puedes quitar las manchas de tus alfombras, tanto de las de pelo largo como las normales, con el químico en unos pocos minutos. Mete en un spray una parte del líquido con agua y pulveriza por la zona que esté manchada. Frota y cepilla con un cepillo suavemente y enjuaga con agua. Déjalo que se seque y quedarán como nuevas.

9. Para la tapicería

Al igual que con las alfombras, se puede seguir el mismo procedimiento con otra tapicería. Pero tienes que tener precaución y, antes de hacerlo, comprueba el material en la etiqueta del fabricante para no estropearlo. Es especialmente útil para limpiar la de los coches.

10. Para limpiar el baño

Igual que es un buen desengrasante también es desinfectante. Por eso, el amoníaco también es ideal para limpiar el baño. Este acaba con las manchas de humedad, de moho, así como de óxido. Mézclalo con agua templada, pulveriza por todas las superficies y, tras dejarlo actuar durante un par de minutos, insiste con una bayeta y aclara. Quedará perfectamente limpio y con un buen olor.

Precauciones al usar el amoníaco 

Más allá de todos los usos que tiene el amoníaco en el hogar, es importante tener cuidado a la hora de utilizarlo. En primer lugar, es recomendable ponerse guantes siempre que vayas a limpiar con amoníaco. Esto evitará que puedas estropearte las manos.

Por otro lado, se trata de un químico muy fuerte, por lo que no es compatible con todo. En concreto, jamás lo mezcles con lejía, el líquido resultante te puede afectar a los ojos y su inhalación a los pulmones. En último lugar, es muy importante ventilar bien la estancia de la casa en la que se haya usado tanto durante el proceso de limpieza como una vez has terminado. 

El olor tan intenso de este producto de limpieza puede darte dolores de cabeza e incluso llegar a marearte, por lo que es importante no estar durante mucho tiempo expuesto a él.