La limpieza del hogar es una de las tareas del día a día más tediosa para cualquier persona, sin embargo, es tan molesto como necesario. Ya lo hagas una vez a la semana de forma intensa o habitualmente cada día de manera algo más superficial, los quehaceres son el un, dos, tres de todas las casas y pasan desde lo más sencillo y rápido como barrer los suelos, recoger la ropa o fregar los cacharros, hasta lo más complicado y fastidioso, como limpiar el polvo a fondo, colocar el lavavajillas o poner una lavadora. Dentro de esta agenda básica de la higiene, hay partes de nuestras viviendas que, ya sea por tener poco tiempo o por desidia, se nos olvida casi siempre asear. Son zonas por las que pasamos diariamente pero a las que prestamos muy poca atención aunque lleguen a acumular mucha más suciedad que prácticamente el resto. Por eso, el ElPlural.com te damos las claves para que incluyas en tu lista las cinco cosas de tu casa que te olvidas de limpiar y consigas tener tu hogar impoluto. Además, no necesitas ningún producto milagro ni artículos costosos para ello y solo invertirás unos pocos minutos.
Cinco cosas de tu hogar que se te pasan por alto cuando toca limpiar
Como decimos, hay ciertos objetos o sitios de nuestras casas en las que no nos paramos a atenderlas aunque las usemos prácticamente a diario. Y es que la falta de tiempo en el día a día por el trabajo y los hijos o la desgana que produce tener que limpiar provoca que hagamos poco caso a áreas que pasan inadvertidas a nuestro ojo sanitario. La mayoría están algo escondidas y otras están a simple vista, y algunas incluso llegan a acumular más polvo o restos que el suelo de una habitación o que una mesa. Aunque podríamos desgranar muchos rincones y escondites de la suciedad, hay cinco cosas de tu casa que seguro te olvidas de limpiar en cada zafarrancho semanal y para las que no necesitas muchos artículos de limpieza ni productos milagrosos para dejarlos como recién estrenados.
Estas son las cinco partes que pasan desapercibidas en tu hogar:
1. Los interruptores
Los usamos cada día e incluso varias veces en una misma jornada para encender y apagar las luces, pero no siempre caemos en que es necesario desinfectarlos con bastante más asiduidad de la que lo hacemos. Se trata de los interruptores, pequeños botones que llenan toda la vivienda y que se llevan la palma en cuanto a suciedad. Y es que pueden llegar a acumular grasa, restos de comida o manchas debido a que son las principales pistas de aterrizaje de nuestras manos. Por eso, es necesario emplear unos minutos de nuestro tiempo para adecentarlo y que no se queden negros o amarillos, en el caso de haber elegido los de color blanco.
Interruptor. Pexels
Para ello, solo necesitas un trapo húmedo en un poco de amoniaco y pasarlo por toda la superficie para dejarlos todos como nuevos. Si quieres mejorar el resultado, puedes utilizar el borrador del Mercadona, incidiendo en las marcas o manchas. Además, ambos trucos funcionan tanto para los que están fabricados en plástico como en aluminio. Limpiar los interruptores es una tarea que debería llevarse a cabo cada día, en la medida de lo posible, para tenerlos lo más impoluto posible. Sin embargo, sí se hace una labor de desinfección intensa una vez a la semana también se consigue tener una buena higiene para marcar la diferencia entre un hogar bien limpio y otro en el que hay resquicios.
2. Los rodapiés
Si hay un gran olvidado en las labores hogareñas es el rodapié. Esta lámina, normalmente de madera, está enfocada en tapar las juntas entre los suelos y las paredes, camuflando cualquier tipo de imperfección que exista y protegiendo las esquinas. Con todo, estos no solo cubren las partes inferiores sino que también ocultan un secreto: polvo en grandes cantidades. Y es que al estar tan abajo pero no ser parte del pavimento, se quedan todas las partículas en el canto, dejando una línea negra que desviste cualquier decoración, sobre todo si queda a la vista de todos o está en una zona de mucho paso, como en los pasillos o en la entrada.
Rodapiés. iStock
Aunque sea una de las zonas más extensas de nuestras habitaciones, teniendo en cuenta que suele estar puesto en todas las estancias, su limpieza es muy sencilla: únicamente necesitas pasar un plumero o un trapo a lo largo de todos los bordes. También puedes utilizar para ello la aspiradora junto a una boquilla estrecha, normalmente indicada para los rieles y que viene incluida en casi todos los modelos. Si además usas una bayeta impregnada en amoniaco el efecto se incrementa y tendrás de esta forma todas las paredes impolutas con solo un gesto muy simple.
3. La mampara y el interior de las lámparas
Solemos quitar el polvo de las mesillas, las estanterías y las mesas, pero alguna vez se nos puede escapar un gran foco de basura: las lámparas. No solo las que están colgadas en el techo tienen partículas acumuladas, sino que también las que están al lado de nuestra cama o del sofá pueden ser el centro de moléculas, arena o pelusas tanto por fuera como por dentro.
Imagen de una lámpara
Hay lámparas de muchos materiales diferentes, ya sea con la bombilla vista, de mamparas de tela o incluso de cuerdas,. Por eso, hay que tener especial cuidado con los productos que utilizamos para limpiar su superficie y comprobar qué se indica en las instrucciones o seguir los consejos de los fabricantes. Con todo, puedes quitarte buena parte del golpe utilizando un plumero para retirar lo que se haya quedado suspendido y un trapo fino para eliminar aquello que esté más adherido.
4. Los pomos y tiradores de los muebles: grandes olvidados a la hora de limpiar
Al igual que ocurre con los interruptores, los pomos y los tiradores de las puertas o los muebles son un gran foco de gérmenes ya que abrimos y cerramos los cajones de forma muy habitual. Y es que la mayoría de los armarios de la cocina, de los cuartos o los baños de una vivienda media tiene estas manillas para facilitar su uso, apertura y cierre. Estos pueden ser la diana de restos de grasa, de líquidos o simplemente polvareda, por lo que higienizarlos es muy importante para mantener una buena salud.
Pomos y tiradores. Pexels
Para ello únicamente necesitas una bayeta húmeda en jabón primero y un desinfectante después para dejarlos como nuevos. Una vez lo hayas dejado a tu gusto, sécalos con un poco de papel y limpiacristales para terminar de adecentarlos. Repite este proceso en todas asas que haya en tus estancias, prestando atención también a la de la nevera, un área que puede tener manchas debido a su uso.
5. Las puertas y partes superiores de los armarios
Parece una obviedad, pero es fundamental limpiar las puertas de los armarios, ya sean de la alacena o de la ropa. Y es que estos consiguen deslucir cualquier estancia gracias a las marcas de los dedos o las manos que se quedan cada vez que se abren o se cierran. Y es no solo pasa en los que están fabricados de plástico o de colores muy claros, también en los de madera. Así, utiliza primero una escobilla por toda la superficie y después pasa por todo el área un paño con amoniaco o limpiacristales para dejar las huellas a raya.
Descubre cómo limpiar tus armarios
Otra zona fundamental de los armarios es la parte superior, siempre y cuando no sean empotrados y tengas un espacio entre el techo y el ropero. Para ello, lo mejor es utilizar primero la aspiradora para retirar la mayor parte de las pelusas en el menor tiempo posible. Tras esto, usa un trapo húmedo con agua para quitar los restos y después extiende tu limpiador de confianza para madera para limpiarlo del todo. En solo unos segundos lograrás tener tus muebles en perfectas condiciones.
Los interruptores, las lámparas, los rodapiés, los tiradores y las puertas y partes superiores de los armarios son las cinco cosas de tu casa que te olvidas de limpiar. Así, y gracias a estos consejos, no necesitas ningún producto milagro ni artículos costosos para ello y solo invertirás unos pocos minutos de tu tiempo para dejar tu casa como nueva y a prueba de manchas.
