Si hace escasos días nos referíamos a un pueblo que compartía lengua y monumentos con España y Portugal, separándolo tan solo un río de ambos países, en esta ocasión traemos a los lectores otro que en cierto modo se le parece. En este caso se trata de un territorio con una historia (otra vez) de lo más curiosa, y es que perteneció al país luso hasta 1801. De hecho, tiene el título de la última región en incorporarse al nuestro. Y este es únicamente uno de los logros, ya que desde 2019 forma parte además a la red de los Pueblos Más Bonitos del Mundo, cuya lista completa puedes consultar en ElPlural.com.

El pueblo hispano-portugués que lo comparte todo con ambos países

El municipio puede considerarse una ciudad antes que un pueblo, al menos en lo que respecta al número de habitantes, ya que a fecha de 2022 superaba los 11.000 en el censo. Se trata de Olivenza, a menos de 30 kilómetros de Badajoz capital. Lo más llamativo, más allá de sus casitas blancas y todo lo que tiene para ver, es su historia; ya que el hecho se ser propiedad del país vecino hasta el siglo XIX mantiene todavía su huella en la actualidad, pues los oliventinos y sus descendientes tienen, en primer lugar, derecho a la doble nacionalidad. Asimismo, pese a que ya está prácticamente extinto, entre 1297 y 1801 los habitantes hablaban sobre el terreno el portugués oliventino, un subdialecto del idioma luso.

Pero esta mezcla tan maravillosa se ve igualmente en sus monumentos -algunos de España y otros de Portugal-, restaurados en ocasiones para que quien acuda a día de hoy se permita el lujo de disfrutar de lo mejor de los dos mundos, tan cerca e iguales en muchas cosas, pero tan distintos a la vez en otras. 

Murallas de Olivenza
Murallas de Olivenza.
 

Qué ver en Olivenza

Comenzamos por la parte más imponente de la localidad: sus murallas. Además de la imagen tan bonita que regala el conjunto amurallado, debes saber que se trata de uno de los conjuntos amurallados más largos de la Península. Tiene un total de 14 torres, siendo la más alta la del Homenaje, de 37 metros. Sin embargo, esta última no se levantó hasta el siglo XV (1488). Puede parecer pronto, pero nada comparado con el año en el que se comenzó a edificar el alcázar o castillo en el interior de las propias murallas (1334) y ni mucho menos comparable con 1306, que fue la fecha en la que el rey D.Dinis construyó la primera muralla de la ciudad. 

Sin embargo, no es la única muralla que se aprecia en la localidad, pues también cabe destacar la muralla abaluartada, que formaba el cuarto cinturón, mientras que del segundo y el tercero apenas hay restos. Construida en el siglo XVII, aún conserva la mayor parte de sus nueve baluartes originales, usados en su día para otros menesteres y reformados en la actualidad.

Si te adentras en el Alcázar podrías apreciar la Panadería del rey, en cuyo interior se encuentra el Museo Etnográfico, toda una joya histórica si quieres saber más sobre la historia del lugar. Todo ello del siglo XVIII y posterior a la iglesia de la Magdalena, del siglo XVI y de estilo manuelino, un arte gótico y que encuentra su base en el plateresco español; o de la iglesia de Santa María del Castillo (1584-1627).

Panadería del rey
Panadería del Rey
 

Con todo, hay más puntos eclesiásticos repartidos por Olivenza, pues hay que sumarle la de la Hermandad de la Misericordia y el Convento de Clarisas o San Juan de Dios; la primera del siglo XVIII y la segunda del siglo XVI (cuando empezó) y XVII (cuando terminó). Precisamente este es un ejemplo perfecto de lo que ha supuesto el paso del tiempo para la localidad y de cómo el devenir de las horas influye en el aspecto de un municipio, ya que en la actualidad hace las veces de centro Cultural y de Escuela de Teatro y Danza. Otro caso de ello es el Cuartel de Caballería, sede del Regimiento Dragones de Olivenza, una edificación de 120 metros que en la actualidad es la Universidad Popular y los Servicios Sociales del Ayuntamiento.

Y por si te parece poco no puedes irte del municipio de Badajoz sin llevar a cabo su tradicional Paseo Grande y Paseo Chico. El primero es conocido también como Paseo de las Palmeras. Aunque quienes quieren algo más acogedor optan por el segundo.