Portugal oculta increíbles maravillas al lado de nuestra frontera que podemos visitar sin la necesidad de recurrir al avión. Lisboa y Oporto encandilan a todo turista que pisa sus calles, la magia que desprende el país vecino no solo proviene de sus históricos edificios coloridos y deteriorados, sino de sus pequeñas playas costeras, su verdes bosques y del encanto más difícil de transmitir: la personalidad de las personas autóctonas de cada uno de estos rincones.

Guimarães

En este pequeño pueblo del norte nació nuestro país vecino. Es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 2001 por la riqueza de su gran casco histórico de estilo medieval y por la muralla que rodea todo el centro del municipio. El mayor atractivo de Guimarães es el gran castillo del siglo X que se puede visitar y del que dicen que ahí nació el primer rey de Portugal, Alfonso I.

 

Nazaré

Cerca de Lisboa se encuentra Nazaré, uno de los lugares más conocidos por los surfistas. Este pequeño pueblo pesquero tiene los centros de surf más importantes del mundo porque las olas que inundan estas playas pueden alcanzar hasta los 30 metros de altura.

Para los que no sean amantes de las olas, este pueblo no será tan conocido aunque es una joya oculta cerca de nuestro territorio. Es muy curioso ver a las mujeres vestidas con trajes tradicionales, pexeiras, vendiendo pescado típico y fresquísimo cerca de la costa. El mirador Miradouro do Suberco es uno de los lugares más visitados de Nazaré por sus increíbles panorámicas de la playa y del océano.

 

Monsanto

Monsanto se encuentra muy cerca de Extremadura, a 26 kilómetros de Cáceres, aunque no por ello es menos portugués, de hecho en 1938 fue elegido el pueblo más portugués de Portugal. Las viviendas están construidas entre rocas, que parecen que van a acabar aplastadas en cualquier momento.

Desde las ruinas del castillo se puede disfrutar del paisaje de toda la región, una maravilla visual que no hay que olvidar.

Azenhas do Mar

Azenhas do Mar es una ciudad costera a 15 kilómentros de Sintra, municipio conocido por sus numerosos palacios como el Palácio da Pena y Palácio da Regaleira.

Azenhas do Mar es un bonito pueblo costero de casitas blancas que se concentran en un acantilado rodeado de las fuertes corrientes del océano Atlántico. Una de las imágenes más míticas de este lugar es la piscina natural de agua salada que puede formarse a los pies del acantilado si sube la marea.

 

A algunos este pequeño pueblo les recuerda a los de las islas griegas, y lo cierto es que Portugal siempre es comparada con otros lugares aunque su encanto supera al de muchos.