Adéntrate en Soria y descubre Medinaceli, uno de los pueblos más bonitos de España, conocido por su imponente arco romano y su rica historia, que abarca desde épocas celtíberas y romanas hasta el legado árabe y cristiano. Enclavada en lo alto de un cerro, esta villa histórica ofrece un entorno natural único, como el nacimiento del río Jalón, y monumentos inigualables que narran siglos de leyendas y tradiciones.

Bajo las piedras de Medinaceli descansa una rica historia que abarca épocas celtíberas, romanas, árabes y cristianas, dejando una amplia historia que aún se respira en cada rincón.

La villa donde está enterrado Almanzor

Se dice que este pueblo fue la antigua ciudad celtíbera de Ocilis, conquistada por el romano Marco Claudio Marcelo. En el siglo XI, Alfonso VI la recuperó, y más tarde, en 1124, pasó a manos de Alfonso I de Aragón. Durante los siglos posteriores, la villa alcanzó importancia como condado bajo Enrique II y más tarde como ducado bajo los Reyes Católicos

Medinaceli es también tierra de leyendas. Se dice que aquí está enterrado Almanzor, el temido líder musulmán, tras su derrota en la batalla de Calatañazor. Más adelante, durante la Guerra de la Independencia, el célebre Empecinado defendió valientemente su plaza contra las tropas napoleónicas.

El Arco Romano de Medinaceli, el único de los tres vanos en España

El Arco Romano de Medinaceli (Foto: Ayuntamiento de Medinaceli)
El Arco Romano de Medinaceli (Foto: Ayuntamiento de Medinaceli)

El espectacular arco del triunfo romano en Medinaceli es un monumento inigualable en España, con siglos de antigüedad que han sobrevivido al inevitable paso del tiempo.

Declarado Bien de Interés Cultural desde 1930, destaca por su singularidad al contar con tres vanos y arcadas. Este imponente arco atrae a numerosos turistas, ya que, incluso desde la distancia, puede contemplarse como un símbolo majestuoso que se eleva sobre el valle del río Jalón.

Construido en el siglo I, se ubicó estratégicamente en un punto visible de la ciudad para dejar constancia de la presencia de Roma en Hispania. 

El arco ha dotado de gran identidad al pueblo de Medinaceli, siendo un referente visual inconfundible. Sin embargo, su posición sobre una colina, a casi 1.200 metros de altura, dominando el valle del Jalón, lo ha expuesto a las inclemencias del clima, que han contribuido al desgaste de su estructura a lo largo del tiempo.

Un recorrido por Medinaceli, la Villa del Silencio

En el recorrido de este pueblo, considerada por muchos como “la villa del silencio” por la tranquilidad que desprende, destacan sus murallas árabes, que se fundaron sobre restos romanos y fueron posteriormente reforzadas en la época cristiana. La Puerta Árabe, también conocida como Puerta de la Villa, es la entrada más occidental a la ciudad y una de las entradas del primer asentamiento romano.

Puerta Árabe (Foto: Ayuntamiento de Medinaceli)
Puerta Árabe (Foto: Ayuntamiento de Medinaceli)

Otro de los puntos que ningún visitante se pierde es el Castillo de Medinaceli, considerado como una fortaleza medieval, que evoca tiempos de guerra y resistencia. Construido sobre una antigua alcazaba árabe en lo alto de la colina, su estructura cuadrangular recuerda la época bélica y la defensa del territorio.

Siguiendo el arco romano, se llega a una imponente iglesia que muestra una mezcla de estilos tardogótico y renacentista. Su interior alberga una delicada talla de Cristo crucificado del siglo XVI y una réplica del famoso Jesús de Medinaceli.

Por último, es importante no olvidarse de la naturaleza de esta villa, por lo que resulta esencial visitar el río Jalón, un lugar donde tanto los habitantes como los visitantes disfrutan de sus elevados barrancos, que brindan unas magníficas vistas. Este recorrido tan particular se puede hacer caminando, pero resulta aún más placentero realizarlo en piragua o lancha.

Castillo de Medinaceli (Foto: Ayuntamiento de Medinaceli)
Castillo de Medinaceli (Foto: Ayuntamiento de Medinaceli)

El Toro Jubilo de Medinaceli: tradición y controversia

El Toro Jubilo es una de las fiestas más conocidas, aunque también de las más controvertidas, de Medinaceli. Este evento taurino, celebrado anualmente el 13 de noviembre, se cree que tiene su origen en antiguos rituales celtas y romanos. Durante la celebración, un toro es inmovilizado para colocarle unas bolas impregnadas de material inflamable en los cuernos, que posteriormente se encienden, creando una imagen impactante del animal con llamas que rozan su cara.

Sin embargo, el evento ha generado intensos debates debido al sufrimiento que experimenta el toro. Activistas y organizaciones han denunciado el estrés y daño físico al que se somete al animal, mientras que los defensores argumentan que representa una manifestación cultural de gran valor histórico. Este año, la polémica ha escalado cuando la fiesta fue suspendida, reavivando el debate entre tradición y los derechos de los animales en España.