Visitar Edimburgo en cualquier época del año es una experiencia pero hacerlo en otoño, cuando las hojas se tiñen de tonos dorados y el aire se vuelve más fresco, es una experiencia aún mejor. Por eso la capital de Escocia se convierte en un destino muy popular en otoño, sobre todo por esa luz tan peculiar que esconde uno de los destinos más populares del Reino Unido.

La ciudad tiene una combinación perfecta entre la belleza natural de sus parques y jardines, el encanto de su casco histórico con sus grandes monumentos, pequeños mercados locales y restaurantes con encanto, además de las inquientantes y misteriosas historias que hay detrás de esta gran villa escocesa que es ieal tanto para una escapada romántica como un viaje en familia, e incluso si viajas por tu cuenta.

Puesta de sol sobre Edimburgo
Puesta de sol sobre Edimburgo.

Edimburgo, una ciudad que se mueve entre lo viejo y lo nuevo

Lo primero que hay que saber es que el centro de la ciudad de Edimburgo, que es donde se centra el meollo turístico de la capital de Esocia, se divide entre lo que se conoce como Old Town o Casco Viejo y el New Town, que es ciudad nueva (aunque también es antigua ya que fue creada en el siglo XVIII cuando el casco viejo se estaba quedando pequeño.

Es en el Old Town donde se concentra la mayor parte de las atracciones turísticas de la ciudad, y si solo vas a estar una jornada en la ciudad, es la parte más interesante para recorrer. En el Old Town destaca principalmente el Castillo de Edimburgo, para el cual necesitar al menos dos horas para visitarlo. Una de las atracciones que más llama la atención de este castillo es el lanzamiento del cañón, que tiene lugar de lunes a sábado a las 13 en punto.

Por otro lado, dentro del castillo se encuentra la capilla de Santa Margarita, construida en memoria de la madre de David I, además de la "Piedra del Destino", un símbolo muy valioso para Escocia sobre el que se coronaba a los reyes escoceses y que siempre se halla en esta fortaleza salvo cuando tienen que coronar a un nuevo rey o reina, que lo trasladan a Westminster.

Finalmente, dentro del castillo también se puede visitar el Memorial Nacional de la Guerra de Escocia, el Museo Nacional de la Guerra, las habitaciones del Palacio Real, la cárcel militar, e incluso un pequeño cementerio en el que se enterraba a los perros del ejército. En definitiva, se trata de un lugar muy completo en el que es recomendable reservar tu entrada con antelación para evitar colas en taquilla.

El Castillo de Edimburgo
El Castillo de Edimburgo.

La Royal Mile, una de las calles más importantes de Edimburgo

Una vez que salgas del castillo, es recomendable recorrer toda la Royal Mile, que es la calle más importante de Reino Unido y que mide exactamente una milla escocesa (de ahí su nombre, que equivala a 1.814,2 metros). Uno de los aspectos más interesantes de esta calle es que se encuentras muchos closes o callejones y patios o courts. Son un clásico de la ciudad y algunos incluso ofrecen una visita guiada para conocer los misterios más oscuros de la ciudad como es el caso de Mary King’s Close.

En la zona de High Street encontramos otros monumentos importantes del Casco Viejo como  la Catedral de St Giles y la iglesia Tron, así como decenas de tiendas de moda, restaurantes y pubs donde poder tomar un refrigerio. Finalmente, el tramo final de esta Royal Mile se conoce como Abbey Strand y en él nos topamos con el Parlamento y el Palacio de Holyroodhouse.

La famosa Royal Mille de Edimburgo

La New Town de Edimburgo

La Ciudad Nueva de Edimburgo surgió para solventar el problema de hacinamiento que había en la Old Town y el diseño de la misma es obra del arquitecto James Craig, que cuando se hizo con el concurso público contaba solo con 22 años. En esta zona encontramos, por ejemplo, el Hotel Balmoral, uno de los establecimientos hoteleros más conocidos de Edimburgo y en el que J.K. Rowling se enclaustró para escribir la séptima entrega de su saga Harry Potter.

Para los amantes del arte, en este barrio se encuentra la National Gallery de Escocia, en la que por cierto hallamos obras de artistas españoles como Diego de Silva y Velázquez y otros artistas célebres en todo el mundo como Monet o Gauguin. Lo bueno es que su entrada es gratuita, por lo que no tendrás que pagar por descubir a estos grandes maestros. Tampoco hay que perderse la Real Academia de Escocia, la plaza de Saint Andrews, la calle Princess y el Princess Street Garden, que presume de tener el primer reloj floral del mundo.

Galería Nacional de Escocia, en Edimburgo
National Gallery de Escocia, en Edimburgo.

Excursiones cercanas

El otoño es también un buen momento para hacer escapadas de un día desde Edimburgo. North Berwick, con sus playas y su centro dedicado a las aves marinas, ofrece una salida al mar a pocos minutos en tren. Hacia el interior, Stirling permite visitar su castillo y recorrer calles tranquilas rodeadas de paisajes otoñales. El trayecto hacia cualquiera de estas localidades es una experiencia en sí misma, ya que los trenes cruzan zonas rurales cubiertas de hojas de todos los colores. En definitiva, la capital de Escocia es el destino ideal para disfrutar de Edimburgo en otoño.

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