El organismo tiene mecanismos propios para eliminar toxinas, especialmente a través del hígado y los riñones. Estos órganos trabajan de forma continua, filtrando sustancias nocivas y ayudando a mantener el equilibrio interno. Sin embargo, el estrés, la contaminación y una alimentación poco saludable pueden sobrecargarlos. Incluir ciertas frutas en la dieta diaria puede ser una forma sencilla de apoyar su función.
1. Ciruela de Java: protección antioxidante para los riñones
La ciruela de Java, una fruta de temporada en algunas regiones, contiene antioxidantes tanto en su pulpa como en sus semillas. Estos compuestos ayudan a reducir el estrés oxidativo que afecta a los riñones. Según un estudio, el extracto de la ciruela de Java puede proteger los tejidos renales frente a los efectos del azúcar alto en sangre y la inflamación. Además, contribuye al equilibrio metabólico general, lo que también reduce la carga sobre el hígado.

Granada: aliada silenciosa de los riñones
La granada es rica en punicalaginas, un tipo de antioxidante que ayuda a reducir la inflamación y prevenir la formación de cálculos renales. Una revisión científica apuntó a su capacidad para disminuir el nivel de toxinas en personas sometidas a diálisis. Incluir un pequeño cuenco de granos de granada al día puede favorecer el buen funcionamiento renal.

Papaya: enzimas que alivian al hígado
Esta fruta tropical contiene papaína, una enzima que facilita la digestión de las proteínas. Esto reduce la carga de trabajo del hígado. La papaya también es fuente de flavonoides y vitamina C, nutrientes que ayudan a prevenir la acumulación de grasa en este órgano. En distintas tradiciones como el Ayurveda, se recomienda consumir papaya cruda o en forma de zumo para apoyar al hígado.

Arándanos rojos: defensa del sistema urinario
Los arándanos rojos son conocidos por su efecto en las infecciones urinarias, pero su utilidad va más allá. Contienen proantocianidinas, que impiden que las bacterias se adhieran a las paredes del tracto urinario, lo que beneficia a la salud de los riñones. Su consumo regular podría ayudar a frenar la progresión de enfermedades renales en personas vulnerables. Se pueden tomar en zumo sin azúcar o añadir arándanos secos al desayuno.

Lima dulce: limpieza suave del hígado
También llamado mosambi, la lima dulce contiene limonoides, unos compuestos que estimulan las enzimas hepáticas encargadas de eliminar toxinas. Esta acción suave y constante lo convierte en una opción adecuada para quienes tienen digestiones pesadas o sensación de hinchazón. Beber su zumo sin añadir azúcar ni sal ayuda a revitalizar las células hepáticas.

Sandía: hidratación y eliminación de residuos
La sandía tiene un efecto diurético natural, lo que significa que favorece la producción de orina sin forzar los riñones. Así contribuye a la eliminación de desechos del organismo. Además, contiene citrulina, una sustancia que mejora la circulación y reduce la presencia de amoníaco en el cuerpo, apoyando tanto al hígado como a los riñones. Es ideal consumirla en rodajas o en forma de zumo natural durante los días calurosos.

Más allá de la fruta: hábitos que suman
Estas frutas pueden complementar una dieta saludable, pero no sustituyen otros hábitos necesarios. Evitar alimentos ultraprocesados, reducir el consumo de carnes rojas y priorizar opciones ligeras también ayuda a mantener en buen estado el hígado y los riñones. Como siempre, el equilibrio y la constancia son la clave.