Ir al supermercado a hacer la compra de la semana es una tarea de lo más común: adquirir productos alimenticios de primera necesidad, productos de limpieza, menaje… A veces incluso toca ir más de una vez a la semana para comprar alguna cosa que se nos haya olvidado. También los hay quienes van a pasar el rato, observar las novedades y darse algún capricho eventual.

Sin embargo, aunque tengamos confianza con un determinado establecimiento, es conveniente saber que las grandes superficies cuentan con trucos y estrategias para incrementar el tiempo medio que pasa el cliente en ellas y, por consiguiente, aumentar su consumo potencial. Cosas tan sencillas como cambiar los productos de sitio en un estante o redistribuir las secciones del local hacen que el consumidor pase más tiempo buscando lo que quería encontrar, haciéndole ver más productos y pasar por más secciones hasta llegar a su objetivo, aumentando así la probabilidad de que compre alguna de las novedades con las que se encuentre.

El truco más común: los cambios en la distribución

La principal estrategia de los supermercados para incitar a los clientes a pasar más tiempo en ellos es la que hemos mencionado en el párrafo anterior: cambiar las cosas de sitio y mover las diferentes secciones, con el objetivo de que los clientes vayan de un lado a otro buscando lo que necesitan. Al final, esta redistribución de los productos se traduce en que muchos clientes acaban comprando cosas que no necesitan o que no tenían en cuenta a la hora de ir a hacer la compra. De este modo, unas dos o tres veces al año la distribución de los supermercados cambia, y nos podemos encontrar, por ejemplo, con que en la sección de conservas ahora hay cereales, o que donde se encontraba la pasta ahora se ubican los productos de limpieza.

¿Cuál es el sentido de esta técnica? En pocas palabras, cuando uno va buscando un producto, pensaba que lo encontraría en una estantería y resulta no estar, debe ir mirando pasillo por pasillo hasta encontrarlo, y por el camino es más que probable que haya algún producto que no tenía pensado comprar, pero que al verlo le llama la atención y decide comprarlo aunque no lo tuviera entre sus planes.

La música y la ausencia de ventanas

La música también es un elemento clave para incitar al consumo en los hipermercados. Mientras que el silencio y los ritmos musicales lentos nos hacen ir tranquilos, la música más rápida nos hace comprar a un ritmo mayor y con más ánimo, incitando también al consumo a través de la manipulación sensorial.

Otra peculiaridad de los supermercados (hecha a propósito con el mismo fin: aumentar el consumo y el tiempo que los clientes pasan en ellos) es que es muy extraño encontrar ventanas en ellos. Al no ver el exterior ni la luz natural cuando se está en el establecimiento, es más fácil perder la noción del tiempo y pasar más minutos en él, una técnica que se emplea también en lugares como los casinos y las casas de apuestas y que siempre ha sido extremadamente polémica.