En la última semana, los autoproclamados constitucionalistas de Vox han salido a la palestra con toda una batería de promesas anticonstitucionales. Entre otras medidas, anuncian la ilegalización de partidos catalanes, vascos y valencianos. A cuenta de estos anuncios, se produjo un rifirrafe entre Aitor Esteban, del PNV, y Javier Ortega Smith, de Vox, en laSexta Noche.

Aunque las voces críticas no se hicieron esperar, a pocos días de las elecciones, la reacción de los demócratas –demócratas de verdad, y no de boquilla- se antoja más que tibia. A las amenazas de Ortega Smith se suma la imagen amable que el líder Santiago Abascal muestra en los medios, mientras difunde su discurso xenófobo, y todo sigue como si esto fuera normal. Este último, en el apartado económico, promete bajadas de impuestos que no coinciden con el propio programa de su partido. Con todo descaro, cambia los números, para que parezca que estos favorecen a las clases trabajadoras y no a las grandes fortunas. Claro, quién va a leer el programa para comprobarlo

No en vano, Javier Ortega Smith es admirador confeso de José Antonio Primo de Rivera –“es uno de los grandes hombres de la historia”, dijo hace un tiempo-. El ataque dialéctico a los vascos recuerda a lo contado por el embajador norteamericano durante la Guerra Civil, Claude Bowers, en su libro Misión en España: “esta lealtad de los católicos vascos a la democracia ponía en un aprieto a los propagandistas que insistían en que los moros y los nazis estaban luchando para salvar a la religión cristiana del comunismo. Cuando los sacerdotes vascos manifestaban a su grey que los mejores católicos de España estaban en el bando leal, la furia de los rebeldes ardía”. Y así es que el secretario general de Vox, también acorralado por la propia realidad, como aquellos franquistas, acusa al histórico PNV de haberse reunido con Hitler. Por supuesto, la respuesta de Aitor Esteban fue la de recordar que quien realmente se había reunido con el Führer había sido Francisco Franco.

Vox dibuja una realidad paralela con mentiras y manipulaciones. No duda en acusar de populistas a otras fuerzas políticas, cuando ellos son los campeones en ese sentido –dime de qué presumes y te diré de qué careces-. Recurren a la mentira y a la manipulación. Pasan de las comprobaciones y hasta de las acusaciones de los distintos medios y siguen erre que erre con su discurso. ¿O alguien ha escuchado a Iván Espinosa de los Monteros o a Rocío Monasterio plantearse la dimisión, después de las enormes ilegalidades que presuntamente han cometido a cuenta de sus propiedades o sus no-títulos profesionales?

Aunque buena parte de la izquierda olvide los motivos de la movilización de abril de muchos históricos abstencionistas, el peligro continúa. Vox no está amortizado, ni mucho menos. La abstención es un voto para la derecha, que trae una mochila con forma de ultraderecha.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com