Muchas de las frutas que conservamos en la nevera o en la despensa de casa tienen sorprendentes aplicaciones vinculadas con el cuidado del hogar que, añadidas a sus conocidos beneficios nutricionales, las convierten en un eficaz aliado para nuestra salud y la del medio ambiente.

Como bien sabían nuestras abuelas una de las frutas con más aplicaciones extra culinarias es el limón. Cuando aún no existían los blanqueadores ópticos, el método usual para blanquear la ropa consistía en agregar a la colada medio limón envuelto en un calcetín anudado.

Dentro del ámbito del cuidado de la ropa, el limón también puede utilizarse para fabricar un suavizante casero. La fórmula es la siguiente: hay que mezclar dos partes de agua, una de vinagre, otra de bicarbonato sódico y una cucharadita de limón.

Los frioleros pueden encontrar en la cereza otra curiosa aliada. Cuando llegue su época conviene guardar los huesos de este fruto, debidamente limpiados, para confeccionar con ellos una almohadilla térmica introduciéndolos en un saco de tela que coseremos dejándolo perfectamente cerrado.

Las especiales características de los huesos de cerezas les permiten conservar el calor incluso más tiempo que las clásicas bolsas de agua caliente. Basta con dejarlo sobre un radiador u otra fuente de calor y estará listo para ayudarnos a soportar una fría noche de invierno durante horas o servirnos de alivio para una zona dolorida.

La naranja es otro de los frutos que, más allá de su aporte de vitaminas y su delicioso sabor tiene múltiples aplicaciones en el hogar. Un remedio contra las moscas y mosquitos se consigue pinchando clavos de especia sobre una naranja entera (también puede ser un limón).

Este fruto tiene la característica de que, convenientemente expuesto al sol, se seca pero no se descompone, desprendiendo durante semanas un aroma muy agradable que impregna el ambiente y disuade la presencia de insectos en el hogar. Colocada estratégicamente en los armarios sirve incluso para ahuyentar a las polillas.

También el plátano tiene sus aplicaciones caseras. La parte interna de la piel hace maravillas al restregarla sobre los cueros algo estropeados o ligeramente rayados. El mismo remedio se aplica para recuperar el mobiliario de madera que ha perdido su brillo: se frota con la piel de plátano y posteriormente se pule con un paño para que recupere el lustre.

Para evitar la condensación de malos olores en el interior de los armarios, nuestras abuelas colocaban un membrillo verde entre las toallas o las sábanas: su delicado aroma dejaba un agradable frescor natural que se dispersaba por la habitación al abrir las puertas. Eso sí, recordemos que lo tenemos ahí para retirarlo antes de que empiece a deteriorarse.

Existen muchos otros usos prácticos de las frutas para el mantenimiento del hogar. Se trata de alternativas naturales al empleo de productos químicos sintéticos, algo que puede recargar la atmósfera hogareña de sustancias tóxicas afectando a las personas más sensibles. No se trata de sustituir el uso de éstos por el de aquellas, pero no está de más recuperar los métodos y costumbres de nuestros abuelos en el cuidado del hogar, a menudo tan naturales como efectivos.