Es posible que Adán y Eva no hubieran cometido el pecado original si, en lugar de una manzana, hubieran sido tentados con un durian, una fruta de olor sulfuroso y un sabor que ha sido comparado al de una cebolla podrida.

No obstante, el durian (también llamado durio o durión) también tiene su cohorte de incondicionales, quienes elogian la riqueza de su sabor, que aglutina un gusto afrutado con una textura más o menos cremosa y un final entre amargo y fermentado. El intenso perfume esta fruta tropical, rancio para unos y aromático para otros, provoca que se prohíba con frecuencia en taxis, vuelos, habitaciones de hotel y otros lugares cerrados en el Sudeste Asiático.

Cubierta de espinas y de un tamaño que puede igualar al de una sandía, el durian es considerado el "rey de la fruta" en Tailandia (el mangostino es la "reina") y su consumo ha aumentado vertiginosamente en los últimos años debido a la demanda desde China.

El año pasado, Tailandia, uno de los mayores productores, exportó más de 600.000 toneladas, un 13 por ciento más que en 2016, y la demanda sigue aumentando sobre todo gracias al comercio electrónico. El pasado abril, se vendieron más de 130.000 durianes en un minuto en el portal Tmall del grupo chino Alibaba durante un acto de promoción en Bangkok en el que participó el presidente del gigante del comercio electrónico, Jack Ma.

¿Cómo es el durian?

Existen unas treinta especies del árbol del durian, pero el más común es el "Durio zibethinus", del que en Tailandia existen más de 200 variedades que producen "kan yao", "chanee" o "mon thong", que significa "almohada dorada" y copa el 90 por ciento del mercado tailandés.

La temporada alta de esta fruta, que llega a pesar unos tres kilogramos, comienza en abril en el norte y centro del país y se alarga hasta finales de año en las zonas meridionales.

Yud, que regenta una tienda de durianes en el norte de Bangkok, afirma que sus precios al kilo oscilan entre los 280 bat (más de 8 dólares o más de 7 euros) y los 500 bat (unos 15 dólares o 13 euros), dependiendo de la variedad y la temporada.

Lindsay Gasik, una experta estadounidense en esta fruta que organiza rutas para amantes de esta fruta por el Sudeste Asiático, compara la textura del durian al aguacate y opina que su sabor incluye rasgos de la vainilla y un amargor parecido al café o el chocolate, pero por su parte, el escritor culinario Richard Sterling ha descrito su olor como "mierda de cerdo, aguarrás y cebollas guarnecidas en un calcetín usado".

Científicos singapureses localizaron el año pasado los genes que causan el intenso olor provocado por una mezcla de sulfuro, etileno y lípido en el durian, rico en carbohidratos y vitaminas A, B y C. Está demostrado que comer durian y beber alcohol incrementa los efectos de la embriaguez, aunque para Gasik el problema más grave son los productos químicos que se usan en algunas plantaciones no orgánicas.