El Partido Popular (PP) de Extremadura ha denunciado este jueves un robo en la oficina de Correos de Fuente de Cantos (Badajoz), confirmado por las autoridades, de la que los ladrones se habrían llevado dinero en efectivo, artículos comerciales, materia de oficina y 124 votos emitidos con antelación por correo certificado, todo ello dentro de la misma caja fuerte. La Guardia Civil está investigando lo sucedido, pero la formación de María Guardiola, cercada en las últimas horas por la ocultación de agresiones sexuales internas, contratación de familiares condenados por violencia de género y expuesta por enchufes, ha deslizado un amaño electoral.
Las tendencias en las encuestas deben haber cambiado y empezado a preocupar al PP de Extremadura porque la presidenta ha declinado aclarar los escándalos de las últimas horas y participar en el debate electoral de TVE, al que acudirán PSOE, Vox y Podemos, pero ha salido rápidamente a denunciar que “están robando nuestra democracia delante de nuestros ojos”. El quién, que parece tener muy claro, no se ha atrevido a decirlo. Si bien es evidente que la afirmación no es inocente, dado que no se acusa a unos simples rateros que acceden a una oficina de tener como objetivo “robar la democracia”.
Tampoco es la primera vez que el PP, ante unos comicios en los que podría ser derrotado, desliza de forma tímida o través de terminales mediáticas ultras tesis de amaño electoral relacionadas con el voto por correo o con el sistema de conteo. Lo hicieron en las pasadas elecciones generales, desplegando la táctica trumpista de la mano de Vox: o gano yo, caso en que las elecciones serían limpias e incuestionables, o pierdo porque se han amañado. “Alguien quiere que los extremeños no tengamos derecho a decidir”, ha insistido Guardiola.
¿Quién? ¿Los mismos que se han llevado bolis, folios y dinero en efectivo? ¿El PSOE? ¿Pedro Sánchez? ¿Maduro y el tejido socialcomunistabolchevique? El asesino del Cluedo popular aún se desconoce, pero Guardiola desliza una pista más por si no quedaba claro a quién apuntaba: “Muchos ciudadanos que solicitaron el voto por correo no recibieron la papeleta del PP, la única que faltaba”. ¿Es correos quien “está dinamitando los cimientos de nuestra libertad” y quien “nos quiere silenciar"? Guardiola no se atreve a decirlo, pero su discurso vuelve a delatarla. Feijóo, por su parte, ha depositado la responsabilidad directamente en el Gobierno.
“Quieren elegir por nosotros y robarnos nuestro futuro”, ha trasladado, pareciendo saber de qué partido eran las papeletas robadas, lo cual no sería legal, o quién está detrás. Aparentemente, unos ladrones de poca monta no persiguen arrogarse el derecho de elección de la próxima Junta de Extremadura, pero quién sabe ya en esta trama. El salto al discurso trumpista de Guardiola no ha sido en solitario, detrás ha ido la figura elegida por Alberto Núñez Feijóo para hacer contrapeso al discurso delirante de Isabel Díaz Ayuso.
“Alguien tiene mucho interés en reventar las reglas de juego para alterar el resultado de las elecciones del próximo 21 de diciembre”, ha bramado Miguel Tellado, el flamante secretario general de los de Génova 13. “En democracia las trampas, las malas artes y el fraude no tienen cabida”, ha añadido. De ser un robo clásico, las trampas poco tendrían que ver, pero el gallego desliza que la intención no era el dinero, sino tumbar al PP. “La victoria en las urnas solo es digna de tal nombre cuando se obtiene en buena lid”, ha añadido, no vaya a ser que Guardiola pierda y no encuentren excusa.
Todo ello, cabe recordar, después de que hace un par de semanas fuese revelado que un senador del PP intentó un pucherazo al votar hasta 12 veces ilegalmente en una Comisión de la que no formaba parte, aprovechando el voto telemático. Pillado y expuesto, Jaime de Olano, el responsable, no ha pedido perdón y el PP guardó silencio al ser preguntado por este periódico. De amaños, limpieza, malas artes y llamados a la democracia. Empieza la turné electoral y parece que algunos quieren Extremadura más de laboratorio de pruebas más que como una autonomía que tomarse en serio.