Pablo Iglesias se hace viral con una respuesta a los medios de comunicación en la que bromea sobre un posible acuerdo entre Bildu y ERC con Podemos. El vídeo, que ya tiene el aplauso de Otegi, es una muestra más de su deriva comunicativa y el personaje en el que se ha convertido el que fuera vicepresidente del gobierno hace apenas un año.

Quiso asaltar el cielo. Quiso cavar la tumba del fascismo. Quiso pasar a la historia democrática de España. No sé si quiso, pero esta vez lo ha conseguido, dar vergüenza ajena. El vídeo, ya es viral, en el que contesta a los medios con una burla cuando le preguntan por la supuesta candidatura con Bildu y ERC, ha logrado abuchararme. Y mira que tengo el umbral bajo para según qué declaraciones de los políticos retirados. Otegi le ha reído la gracia.

"Pablo Iglesias tirando de ironía", leo en algunos tuits de su séquito. Están entusiasmados con la ocurrencia. La ironía, les corrijo, es una herramienta para los inteligentes. "Fina y disimulada", según el diccionario de la RAE. O en palabras de Pitigrilli: "La ironía nunca es inmoral". Obviamente, este no es el caso. Lo de Pablo Iglesias es burdo, grueso, preparadísimo -esto sí que me pone triste- y sarcástico. El sarcasmo, según el diccionario de la RAE, es una "burla sangrienta". Y añade que es "cruel" y con la que se "maltrata a alguien". "Los sarcasmos no son sino debilidad que encubre rabia", en palabras de George Meredith.

"Trasladaremos los restos de García Ferreras a Mingorrubio para que descansen junto a los de Franco", dijo en su chistecito. Ahí sigue con su relato. Agarrándose a La Sexta para justificar su decadencia política. Su indecencia parlamentaria. Su incapacidad para gestionar un partido sin nepotismo, revanchismo y vanidad. En eso ha quedado Pablo Iglesias, en un monologuista improvisado, en un guionista sin chispa. Si su futuro está en el humor, debería hacer caso al mejor. Louis CK lo explica así: "La credibilidad dura aproximadamente un par de programas de material malo. Tras eso, probablemente, nunca la recuperarás. Si defraudas a la gente, es muy difícil volver atrás. Es incluso más difícil que conseguir llegar de la nada a algo". Iglesias empieza a ser un pesado. Un señor abanderado de la turra. Con una corte que aplauden desde su corte de pelo a sus discursos evanescentes en La Base. De cero a la vicepresidencia, mi enhorabuena. De la intrascendencia a marcar de nuevo la agenda política de este país, suerte.

El vídeo muestra dónde está Pablo Iglesias ahora. Y quien dice él, dice su partido, seguidista y cómodo tras los pasos de su líder autodecapitado y eterno. Codazos y guiños con Otegi, bromitas de salón con Rufián, recaditos a Yolanda Díaz. Bildu, ERC y Sumar. Su propia encrucijada tras los últimos resultados electorales. Como ya no se puede hablar de ETA, como ya no se puede cuestionar el intento golpista catalán, como la atomización de la izquierda es culpa de la derecha y no de su propia incapacidad, voy a buscar en Netflix lo último de Ricky Gervais: Supernature. Por reírme de verdad con personas de esas que se ríen, sobre todo, de sus contradicciones y miserias. No como esos humoristas que siempre cuentan el mismo chiste: El de los demás. Esos humoristas que siempre están a salvo de sí mismos.