Capítulo cuatro. La mochila. La famosa mochila de Carlos Mazón. Tal vez no sea esta, quizá sea otra más cara, la que se ha llenado con el dinero que hoy pagan los familiares de las víctimas por un aforado que ha supuesto más sombras que explicaciones. Pero lo cierto es que la mochila de Carlos Mazón empieza a parecerse a la de Doraemon: cada vez caben más cosas.
Desde un jersey —que, al parecer, el traje no debía llevar muy cerca— hasta un teléfono móvil al que no le llegaban las llamadas de su consejera de emergencias, pasando por un desconocimiento evidente del sistema de alertas. Sin embargo, la única mochila real que carga Carlos Mazón es la del peso de la indignidad: la de una gestión negligente que dejó a 229 personas solas con el agua al cuello y cuya muerte hoy lamentamos.
Esta semana, en una comparecencia infame en el Congreso de los Diputados, y gracias a las preguntas de diputados como Gabriel Rufián o Águeda Micó, hemos podido confirmar que Carlos Mazón vuelve a mentir. Mintió cuando ordenó a sus escoltas abandonar el garito, abandonar el entorno, por si acaso le acompañaban hasta casa y pudiéramos ver lo que realmente hicieron. Escoltas premiados después con una medalla: el “mérito del silencio”, lo llaman algunos.
También hemos sabido que, avisado de que la gente se estaba muriendo en su tierra, en su comarca, en su comunidad, decidió supuestamente guardar el móvil en la mochila. No sé qué es peor: tenerlo en la mano para mirar redes sociales, como él mismo reconoció, o llevarlo guardado para no escuchar el lamento de tantas víctimas de la tragedia de la DANA.
Si Carlos Mazón ha logrado sostenerse, ha sido únicamente por el apoyo y la complicidad del Partido Popular y de Vox. Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal han decidido abrazarlo y despreciar a las víctimas.
En esta comparecencia supimos algo más: la mentira de Alberto Núñez Feijóo al asegurar que el presidente de la Generalitat le había informado “en tiempo real desde el pasado lunes”. Unas afirmaciones desmentidas por el propio Mazón, que reconoció que la primera llamada con Feijóo fue pasadas las 21:30 de la noche, pese a que este insistió en que habían mantenido comunicación constante durante todo el día.
Esta gente suele empezar el día del revés. La noche les confunde, o les gusta más. O quizá hablaba de otra cosa. Pero la realidad es que el Partido Popular mintió. Mintió su líder, mintió la organización, y dejaron claro que en ningún caso hubo esa supuesta “información constante”.
Aquí hay responsabilidades políticas para el Partido Popular y para Alberto Núñez Feijóo. Y para Carlos Mazón, las judiciales.
En este viaje de mochilas donde caben tantas cosas y tantas mentiras, solo deseo que la próxima comparecencia de Carlos Mazón sea en un juzgado, y que la próxima mochila la prepare con un equipaje duradero para ir a Picassent y dormir en la cárcel. Porque hasta que Carlos Mazón no tenga los grilletes puestos, las familias de las víctimas de la DANA —las víctimas de Carlos Mazón— no podrán descansar en paz. Como sí pudo, aquella tarde, Carlos Mazón.
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