También Arenas ejerce, como Solís, de  veterano prestidigitador. Es hábil y hace juegos de manos y otros trucos para distracción del público. Pero se le ha acabado, desde hace mucho tiempo, el repertorio y enseguida se le ve el plumero de la demagogia, que es un recurso que fascina en Génova 13, en la caverna mediática y entre los votantes y simpatizantes del Partido Popular. Solís era un palmero –uno de los mejores palmeros, eso sí- de la corte de la corte de la dictadura. Servía con entusiasmo al general Franco.

Oportunista
Arenas fue palmero de José María Aznar y ahora lo es de Mariano Rajoy. Otra habilidad suya es la de oportunista.  Estuvo a punto de incorporarse al PSOE, militó en UCD, se afilió al partido demócrata cristiano de Óscar Alzaga y terminó siendo un destacado dirigente del PP y antes de AP. Le pone además que le jaleen al grito de campeón. Sin embargo, campeón Arenas nunca lo ha sido.

Prestidigitador circense
Ahora insiste este prestidigitador circense en el acoso y a ser posible derribo de Alfredo Pérez Rubalcaba. La consigna es conocida. Hay que evitar que Rubalcaba llegue en plena forma a las urnas del 20-N. Y para ello los populares están dispuestos a  cargárselo en base a calumnias ominosas como la del caso faisán o bien difundiendo que Rubalcaba no ha estado “al cien por cien” en la lucha contra ETA.  Arenas ha incorporado a su retablo de mentiras frases canallescas como la siguiente: “Las políticas de paños calientes, de medias tintas y de medias verdades siempre han favorecido a los terroristas”.  Dicho más claramente: Rubalcaba ha favorecido a los terroristas. Rubalcaba “nunca ha estado al cien por cien por la derrota del terrorismo”.

De la sonrisa a la mueca
¡Basta ya! ¡Basta ya de tanta vileza! Un partido cuyo máximo dirigente, Mariano Rajoy Brey, impulsa o permite las falsedades más soeces en torno a la lucha contra ETA con el fin de desprestigiar a los socialistas y, en este momento decisivo, descalificar a Rubalcaba, no puede aspirar a gobernar España. Esto no es un partido de la derecha civilizada, sino un partido que, cada día que pasa, más y más se parece a Tea Party, que es la extrema derecha americana. Para Rajoy todo vale con tal de ganar las elecciones. Pero puede perderlas. Rubalcaba les da pánico. Por algo será que se encuentra en el punto de mira de la fusilería genovesa. Al prestidigitador Arenas se le puede helar, de aquí al 20-N, su papel de sonrisa del PP. De la sonrisa a la mueca la distancia que hay es muy pequeña. ¡Cuidado, campeón!

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM