Rubalcaba habló a sus compañeros con su claridad habitual, no exenta de fundamentada crítica: “La reforma es como una vacuna que hay que ponerse ahora para afrontar la difícil situación que podemos tener en los próximos meses. Dicho todo esto, yo no lo hubiera hecho así y así se lo dije al presidente. A mí me hubiera gustado haber consultado la decisión con la dirección del partido”. ¿Por qué Zapatero tomó un camino tan polémico como peligroso sin contar con el explícito visto bueno del candidato y de los máximos dirigentes del PSOE?

Tormentas en Ferraz
¿La bicefalia ha comenzado a roer la frágil estabilidad de un partido como el PSOE, castigado severamente en las elecciones de noviembre de 2010 para el Gobierno de la Generalitat catalana y que volvió el 22 de mayo del presente año a ser arrasado por el Partido Popular? Todo parece indicar que, en efecto, el tándem Zapatero/Rubalcaba no acaba de funcionar con la eficacia exigible, máxime si se tiene en cuenta que falta menos de tres meses para los comicios generales. Los nubarrones, cada vez más oscuros, siguen señalando que habrá probablemente tormentas que afectarán sobre todo a la madrileña calle Ferraz. De momento, hay escalofríos y escaso optimismo. Aún hay partido y no debe descartarse la remontada. Pero hay errores, como los de la Constitución, que son estúpidos goles marcados en la propia portería.

¿Se ha resuelto bien?
Zapatero declaró ante sus compañeros de dirección lo siguiente: “Alfredo me manifestó en la conversación del lunes [22 de agosto] por la noche las muchas reticencias que tenía sobre el proyecto de reformas. Sé lo difícil que ha sido todo esto para Alfredo y las dificultades que le ha creado para la campaña electoral aunque estoy aseguro de que lo hemos resuelto bien”. ¿Piensa ciertamente Zapatero que se ha “resuelto bien” el asunto, cuando él mismo reconoce “las dificultades que le ha creado para la campaña electoral”? ¿Era realmente decisivo cargar con más dificultades aún, que las que hay, que son muchas?

El regalo de Zapatero
Sabemos que el PP está radiante por la euforia que le ha provocado el regalo de Zapatero a Mariano Rajoy. El líder de la derecha es el mismo que ha procurado eludir siempre cualquier apoyo al Gobierno desde que estalló la crisis económica internacional. Y es el mismo que no ha hecho más que ridiculizar y boicotear las iniciativas de Zapatero frente a la debacle de la economía y el aumento agobiante de parados. Al fin y al cabo, Rajoy ha actuado en este tiempo como ya hiciera, por cierto, a propósito del proceso de paz en Euskadi. Pues bien, resulta que ahora Rajoy ha llegado finalmente a la categoría de estadista gracias a la incomprensible decisión de Zapatero.

El sesgo de la malinga crisis
¿Tan urgente y tan grave era mezclar la deuda y/o el déficit con la Constitución, como si ello fuera a cambiar el sesgo de la maligna crisis? ¿Tan condescendiente se ha de ser respecto a las agencias de calificación, como Moody´s, que ha bendecido con alborozo este numerito constitucional? ¿Puede aceptarse que, de hecho, las agencias citadas y los codiciosos mercados, manden mucho más que los Gobiernos surgidos de las urnas? Rubalcaba –que continúa siendo la esperanza blanca de los progresistas- se enfrenta ante el aforismo circense del “más difícil todavía”. Está el candidato agarrado con fuerza al trapecio, pero nota que le han quitado la red.
¿A qué estamos jugando?

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM