Desde el 8 de febrero y hasta el 9 de abril se va a celebrar el Madrid Design Festival 23 con Sevilla como ciudad invitada. La capital andaluza protagonizará también una exposición bajo el título Sevilla, sombra iluminada, que reúne más de 100 piezas representativas de la mejor tradición artesanal y el diseño de vanguardia.

El eslogan Rediseñar el mundo con el que se abrió este festival hace seis años tiene hoy más sentido que nunca, porque la urgencia de rediseñar todo lo que hacemos resulta ya inaplazable. Casi nada es ya sostenible, como denuncia el biólogo valenciano Andreu Escrivá en su reciente libro Contra la sostenibilidad, porque el concepto se ha vaciado de contenido al apropiarse la mercadotecnia empresarial e institucional de su sentido primigenio.

El reto está en rediseñar todos nuestros entornos, desde el más próximo al más lejano, para lograr planificar un bienestar compartido y democrático que no sea sólo el designio excluyente de las élites corporativas multinacionales. Lo que ha dado de sí hasta el momento el modelo económico vigente lo tenemos ante nuestros ojos: agotamiento de los recursos naturales, desastre climático y desigualdad galopante.

Tenemos que escuchar las voces silenciadas hasta ahora como las que se abrirán paso en las jornadas Hacia un nuevo contrato social, que tendrán lugar en Sevilla el 15 y 16 de marzo de 2023, organizadas por el Foro Profesional por la Infancia de Andalucía. Se pondrá el foco en la pobreza infantil y la feminización de la pobreza, en la insuficiente respuesta a las demandas juveniles para lograr una emancipación a la misma edad que en Europa y a los problemas derivados del envejecimiento de la población.

Los jóvenes españoles son los que más tardan en independizarse de su familia: tres años más que la media europea, como señala el informe Edad de los jóvenes que abandonan el hogar de sus padres, de Eurostat. Por eso la multinacional sueca del mueble ha puesto en marcha la iniciativa Ikea Inspiring Talents: ¿cómo mejorar el acceso a la vivienda?, que del 14 al 16 de febrero reunirá en Madrid a jóvenes diseñadores de toda España que intentarán responder a retos como el de crear espacios habitables en edificios públicos o industriales sin uso, las oportunidades de la España vaciada o la posibilidad de concebir los espacios de una manera diferente. En todo el Estado, las distintas administraciones públicas no saben qué hacer con miles y miles de metros cuadrados de edificios vacíos.

La digitalización y la transición energética están creando nuevas brechas sociales porque su diseño se está haciendo de espaldas a las necesidades reales de la ciudadanía y con el criterio exclusivo de incrementar los beneficios de la banca, las multinacionales tecnológicas, las farmacéuticas, las eléctricas y las petroleras.

Lo más grave de todo es que no se ha aprendido nada de la pandemia y los propósitos de enmendar los fallos cometidos con la deslocalización de las industrias, por ejemplo, se han olvidado por completo. El desabastecimiento actual de fármacos en Europa evidencia que las promesas de la UE y los gobiernos nacionales a raíz de la pandemia son ya papel mojado.

Hay que rediseñar todo desde cero si no queremos que el futuro diseñado por los de siempre nos caiga encima y nos convierta en zombis teledirigidos por el anonimato de los algoritmos.