La carta de Pedro Sánchez del pasado miércoles nos puso a pensar a todos, a sus adversarios políticos y mediáticos para continuar en su indecente estrategia de hundirlo, ya que no encuentran modo democrático de derrotarlo, y a sus partidarios para apoyarlo en el trance. Por muy presidente que sea es un ser humano que tiene derecho a dudar, sobre si le merece la pena seguir aguantando el ataque despiadado al que está sometido, por poderes que nadie elije y que se creen dueños de España. No voy a entrar en el debate de las causas que lo llevaron a la decisión de comunicarnos a todos los ciudadanos su desazón, ni sobre sus intenciones o posibles consecuencias, porque ya se han publicado demasiados artículos, unos con el fin de ayudarlo a salir del trance, otros para rematarlo sin descabello.

 Tengo mi particular opinión pues soy un apasionado del arte de la hermenéutica y me encanta interpretar los textos y sobre todo los gestos de quien los lee para tratar de entrever el porqué y el para qué de los mismos, pero creo que no tiene ahora el más mínimo interés, salvo para una tertulia entretenida, si lo que queremos, como yo quiero, es cambiar la política para que discurra por donde debe que es para cambiar las realidades que no nos gustan y mejorar la vida de la mayoría, pero no para destruir al adversario y así imponer nuestras propuestas. 

Tras el aldabonazo del presidente, como ciudadano que no deja la política a los políticos, creo que es al gobierno a quien le corresponde la iniciativa legislativa para poner coto al abuso de los mentirosos y a la corrupción judicial, pues son los primeros los que corrompen la convivencia expandiendo rumores sin fundamento, en medios de comunicación mercenarios, porque calumniar a un político es gratis en España gracias a la colaboración de algunos jueces a los que casi nunca pasa nada por abrir causas que no van a ningún sitio, salvo al hundimiento de carreras políticas y, lo que es peor , trayectorias vitales manchadas para siempre por la calumnia que como sabemos nunca se borra.

 A nosotros los progresistas nos corresponde reforzar a los partidos políticos y a las asociaciones y organizaciones sindicales, que el sistema mediático imperante ha atacado sin piedad hasta debilitarlos por sus indudables defectos y así dejarnos a los ciudadanos sin defensa frente a los poderosos que campan libremente abusando del régimen de libertades que o son para todos o no sirven para nada. Hay que apoyar económicamente a la prensa decente que no miente pues los poderes fácticos ya se encargan de financiar a los medios que nos envenenan, hay que dejarse de melindres y agruparse con otros ciudadanos que nos resulten afines, dentro de organizaciones que al ser poderosas puedan protegernos y si las organizaciones políticas , sociales o sindicales que existen no nos gustan cambiémoslas desde dentro con nuestro compromiso y si los líderes que hoy encabezan esas organizaciones no nos gustan ayudemos a que aparezcan nuevos, animando a jóvenes competentes pues si son muchos será mucho más difícil destruirlos. 

Como militante democrático desde hace más de 50 años y socialista convencido desde hace más de 40, estoy preparado para “sangre, sudor y lágrimas” , palabras que tomo del discurso de mi admirado Winston Churchill al dirigirse a los británicos para resistir al mal absoluto que entonces era en nazismo, y tras el “punto y aparte” expresado por nuestro secretario general, debemos afrontar nuestro deber que es reforzar el partido, suscitar el debate interno y si es necesario forzarlo, para que puedan aparecer nuevos líderes capaces de sustituir a los que hay hoy. Salvo Pablo Iglesias Posse que fue nuestro fundador, todos los demás dirigentes surgieron en el seno del PSOE y aupados por los militantes llegaron a ser líderes políticos que dieron la talla y cuando hubo que sustituirlos se hizo desde dentro, normalmente con gran éxito. Es el PSOE el que transforma en líderes a los elegidos internamente, es decir hay que revitalizar el partido para que pase lo que pase sigamos siendo la columna vertebral de una España que progresa como llevamos haciendo en los últimos 145 años, 

 Esto es lo que yo creo que HAY QUE HACER, si de verdad no queremos ser devorados en la vorágine y convertidos en esclavos de un sistema económico despiadado.

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