Si no fuera porque en las elecciones del domingo cada voto vale su peso en oro, no tengo la mínima duda de que Puigdemont votaría a cualquiera de los tres partidos de la derecha española. Exactamente lo mismo que harían Casado, Rivera o Abascal con el expresidente de la Generalitat, si vieran que el independentismo unilateralista pierde apoyo. A los cuatro no sólo les une una análoga concepción nacionalista de la sociedad, sino un mismo interés electoral.

Ante la evidencia de que su obligada estancia fuera de España va para largo y que su peso político decrece al ritmo que pasan las hojas del calendario, a Carles Puigdemont le queda la única opción de jugar la carta del "cuanto peor mejor". Sólo un gobierno de España en manos de una derecha decidida a renunciar al diálogo puede salvar al sucesor de Artur Mas de la más absoluta insignificancia política. 

Para Puigdemont el peor de los resultados posibles en las elecciones del domingo sería el triunfo de un gobierno progresista y dialogante. Prueba de ello es la reciente narración de los hasta ahora diputados de su partido en Madrid, en la que queda en evidencia que tuvieron que utilizar un enrevesado ardid, en el que participó Pablo Iglesias, para conseguir que permitiera el voto a favor de la moción de censura contra Mariano Rajoy. El deseo del expresidente de la Generalitat era permitir que quien había decidido la dura actuación policial el día del referéndum del 1 de octubre y quien estaba aplicando el artículo 155, siguiera al frente del Gobierno español. 

La estrategia del "cuanto peor mejor" la comparte el tripartito de la derecha española. El principal argumento político del trío de Colón es la lucha sin cuartel contra el "enemigo" catalán. Sin ese antagonista, Vox continuaría amagado bajo la protectora sombra del PP; Ciudadanos, partido nacido en Cataluña, perdería su razón de ser y el PP el camuflaje que evita que quede aún más al descubierto, que es poco menos que una simple organización delictiva.

Así que ya lo saben, si su opción es que el problema catalán se eternice y agrave, tienen un amplio abanico de partidos a los que votar. Ninguna de las cuatro opciones les defraudará. Les va la supervivencia política y el sueldo en ello.