Albert Rivera ha sido despedido del bufete de abogados Martínez-Echevarría por vago e inepto. El que fuera la más joven y esperanzadora promesa de la derecha española, no ha sido capaz de aguantar dos años en una empresa privada. De presidente del partido político que más rápido había crecido en la democracia española a "fiasco", según palabras del bufete de abogados. Cosas así le hacen a uno pensar en lo diferentes que pueden llegar a ser el mundo de la política y la sociedad que los elige.

Cierto es que el bufete Martínez-Echevarría debería revisar su política de contratación, porque a poco que hubieran investigado habrían llegado a la conclusión de que Rivera no se ha convertido en un fiasco en la empresa privada, sino que ya venía apuntando maneras en su carrera política. Seguro que no lo hicieron socio por sus dos años como becario en 'La Caixa', y que lo que esperaban de él es que utilizara su presunta influencia para atraer al bufete adinerados e influyentes clientes e instituciones públicas. Es decir, lo que viene a ser una puerta giratoria. Así que podríamos estar de acuerdo en que el fiasco de la operación es compartido.

Rivera es un simple pico de oro vacío de contenido. Un tipo capaz de hablar de la influencia de Kant en el derecho, reconociendo en la misma conferencia que él no ha leído una sola línea del pensador germano. Me pregunto qué trabajo podría hacer Rivera fuera de la política. Está claro que para abogado no está preparado y para comercial le faltan ganas de trabajar.

La misma pregunta me la hago de otros políticos de éxito de los que se desconoce actividad previa a la política. Abascal, por ejemplo, ¿qué tipo de empresa creen ustedes que podría estar interesada en sus servicios? Y no se vayan a lo fácil, portero de discoteca o cobrador de impagos, hagan un esfuerzo y piénselo seriamente, porque a mí debo reconecerles que me falta imaginación para responder a esta pregunta.

Un caso menos grave es el de Isabel Díaz Ayuso. Desde luego profesora de historia no podría ser, porque ya saben que ella cree que quien estudia esa materia está condenado a odiar y en su mundo de Pinypon no tiene cabida tan molesto sentimiento. A diferencia de Rivera y Abascal, ella ha trabajado antes de ser política. Como community manager de un perro, sí, pero al menos tiene nociones de disciplina y ha tenido que adaptarse a unos horarios laborales. Que ya saben ustedes lo exigentes que son los perros con su agenda de paseo.

Podríamos seguir jugando a buscarle el empleo ideal a otros políticos, pero hoy se me está haciendo tarde. Si a ustedes les parece bien, y no tienen nada mejor que hacer, podemos hacer de twitter una agencia de colocación. Espero sus ideas sobre en qué podrían trabajar nuestros políticos sin oficio conocido.