Jorge Fernández Díaz parece que tiene claro que la mejor defensa es un buen ataque. Por si acaso, niega palabras de quien fuera su número dos, Francisco Martínez. En ello le va su futuro judicial.

El ex ministro del PP tiene cita ante el juez en calidad de investigado el próximo 30 de octubre. Un día antes, habrá comparecido su antiguo Secretario de Estado, Francisco Martínez. Se juega ahí la responsabilidad que apuntan los mensajes que obran en el sumario de la trama Kitchen, que mencionan a Fernández Díaz, y en los que se va desvelando el relato sobre el presunto espionaje al ex tesorero del PP, Luis Bárcenas.

El objetivo era conseguir y eliminar los documentos que podían comprometer al Partido Popular, que presidía entonces Mariano Rajoy Brey, y en el que funcionaba una caja B para financiar al partido. Todo ello se habría cometido con la utilización ilícita de fondos reservados.

Su abogado ha presentado un recurso para que, en lugar de ser investigado el ex ministro, acuda como testigo. Fernández niega que sean auténticos los cuatro mensajes de texto que pudo intercambiar con su segundo de a bordo y dice que la acusación se basa en meras conjeturas y referencias vagas. Que él que ni envió ni recibió esos mensajes. La Fiscalía centra su acusación en los delitos de prevaricación, descubrimiento, revelación de secretos y malversación de caudales públicos. También quiere que declaren además la exsecretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y su marido, Ignacio López del Hierro. Dependerá de lo que el magistrado Manuel García Castellón considere tras escuchar a Martínez y a Fernández Díaz a finales de este mes.

Para el juez, la comparecencia del ex ministro de Interior es “necesaria, útil y pertinente”, añadiendo en su auto que desde Interior “se habría dirigido y coordinado toda la operativa”. Lo que quiere confirmar es la participación del ex ministro que, por cierto, sigue manteniendo su columna habitual en el diario La Razón. El pago a Sergio Ríos, chofer de Luis Bárcenas, al parecer con cargo a los fondos reservados y su acceso a una plaza de policía, oposición mediante, son dos asuntos que García Castellón ha considerado de especial interés.

Es lógico, por tanto, que Jorge Fernández esté preparando su defensa que ha venido ensayando desde hace años. No olvidemos que, en 2016, ya salieron a la luz unas grabaciones comprometidas relacionadas con las elecciones generales en Cataluña, que revelaban una conversación suya con el jefe de la oficina catalana antifraude, por las que el ministro se vio obligado a comparecer ante el Congreso de los Diputados. Dijo entonces que se encontraba en estado de indefensión al considerar las grabaciones ilícitas y ajenas a él. Es decir, entonces, también negó la mayor.

Ahora, Fernández Díaz repite argumento repartiendo culpas entre sus subordinados y alegando un desconocimiento que, de ser cierto, revelaría no solo irresponsabilidad, sino auténtica estulticia. Y no sé qué es peor: si tener por ministro a un mentiroso o a un necio.