Pero el primer síntoma de que las cosas pueden ser muy diferentes desde ahora al mes de marzo del año próximo es  la encuesta del mencionado periódico catalán. El efecto Rubalcaba empieza a notarse con cierta y creciente intensidad. Ha recortado cerca de cinco puntos, aunque cierto es que el PP les lleva aún a los socialistas alrededor de nueve. ¿Se ha quebrado la tendencia? Parece posible y hasta probable que así sea.

Nueve puntos
Sin embargo, ni es hora de euforia, o de excesivo optimismo, ni es el momento de lanzar cohetes. Nueve puntos de margen  no resultan fáciles de rebasar. Pero ello no significa que estemos ante una misión imposible. El flanco más débil de la derecha es el correspondiente al líder del PP, Mariano Rajoy. La mayoría de los españoles –según la encuesta de El Periódico de Catalunya- prefieren de presidente a Alfredo Pérez Rubalcaba. Sólo un 35´4 afirma que votaría a Rajoy.

Enojoso problema
No debe extrañar que Rajoy se haya convertido –a partir de cuando José María Aznar le nombró en 2003 su sucesor- no en una solución, sino en un enojoso problema para los populares. Si José Luis Rodríguez Zapatero lo derrotó con notable holgura en dos ocasiones consecutivas, en las elecciones de 2004 y en las de 2008, y casi siempre lo ha batido en los grandes debates, ¿cómo resistirá el jefe de la derecha un cara a cara televisado, días antes de los comicios de marzo?

Falso centrista
Tenemos escrito en ELPLURAL.COM que Rajoy no es un moderado, como se jactan él y sus palmeros, sino un falso centrista. El PP  circula, de hecho, más por la vía ultramontana que por la vía moderada. Entre sus voceros y su entramado mediático proyectan una imagen que poco o nada tiene que ver con la derecha civilizada, aunque este género de derecha por desgracia ande más bien  a la baja en demasiados países europeos. En España, CiU y PNV sí pueden ser calificados –con sus más y sus menos- como partidos de centroderecha templado.

Ni hace milagros ni es mago
Rubalcaba no sabe hacer milagros. No es tampoco un mago. Pero  sí es un trabajador infatigable –lo contrario que Rajoy- y está valorado por la ciudadanía muy por encima del líder conservador. Los socialistas y, grosso modo, los progresistas de este país han de apoyarle al máximo. ¿Nos imaginamos a Rajoy en la Moncloa y prácticamente toda España en manos de la derechona? Hay que impedirlo democráticamente y con firmeza. El primer síntoma –la encuesta de ayer-  ha sido, en todo caso, positiva, un balón de oxígeno extraordinariamente necesario.



Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM