Hoy quiero hablar de dos personas, Nilufar Hamedi y Elahe Mohammadi. Estoy segura –ojala me equivocara- de que nadie, o casi nadie, sabe quién son. Ni siquiera sabrán si son mujeres u hombres, porque no son futbolistas, ni estrellas del pop, ni ninguno de los rostros que vemos día sí y día también en prensa del colorín.

No les culpo. Yo tampoco sabría quiénes son si no me hubiera llamado la atención una noticia, contada como de pasada en algún informativo. Se trata de dos periodistas iraníes que se enfrentan a una condena, que puede llegar a ser la de muerte, en un juicio sin ningún respeto a sus derechos ni ninguna garantía de defensa.

Su delito no es otro que contar la verdad, o intentar hacerlo, cosa nada fácil en su país. Investigaron la muerte de Masha Amini, la joven que perdió la vida tras otro crimen incomprensible, el de no llevar puesto de modo correcto el velo. Ahora es su propia vida la que está en juego, solo por defender la igualdad y la libertad de expresión, dos de los pilares de nuestros estados democráticos.

Por supuesto, y como no podría ser de otro modo, me indigna que cosas así sucedan en el mundo. Pero me indigna todavía más, si cabe, la indiferencia de nuestro supuestamente civilizado y democrático entorno. Apenas unos minutos en algún informativo, una noticia metida en cualquier espacio de los diarios, o alguna reseña en redes sociales. Y pare usted de contar.

Es tal la opacidad y la falta de interés que me ha costado esfuerzo seguir la pista del juicio, celebrado a puerta cerrada y sin que ellas ni sus teóricas defensas pudieran decir nada. Según lo último que pude leer, quedó pendiente de continuación no se sabe cuándo ni dónde. Ni, por descontado, cómo. Del mismo modo que poco o nada se sabe de tantas otras personas, hombres y, sobre todo, mujeres, que se han jugado la vida –en muchos casos, ya la han perdido- por la libertad.

No sé qué nos pasa, la verdad. No sé por qué no hay más interés, ni mayores esfuerzos, no solo en tratar de evitar que esto pase, sino simplemente en saber que pasa. La zona de confort es lo que tiene.