Ayer, el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, lo admitió con las frías cifras macroeconómicas.

En efecto, en el tercer trimestre del año, 173.000 trabajadores tuvieron que abandonar su empleo al tiempo que subió el número de horas trabajadas.

Esta situación de más trabajo para menos trabajadores es justo lo contrario de lo que se pretende. Campa, que solo es secretario de Estado, no lo ha dicho con más claridad por consideración con el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, pero se le entendía todo.

El secretario de Estado ha echado mano a su depósito de eufemismos y ha sacado de él el término “insuficiente” para calificar la eficacia de la reforma laboral.

Que trabajen más los que conservan el empleo mientras se incrementa el ejército de parados es justamente lo contrario de lo que se pretende.

Alemania es un ejemplo a imitar. El “sistema alemán” es una especie de pacto social por el que el Estado paga parte del salario de los empleados a cambio de que los empresarios no los despidan.

Siempre es mejor subvencionar el empleo que el paro como promete Rubalcaba aunque con referencia a otros instrumentos.

El secretario de Estado proporcionó en su rueda de prensa de ayer otras noticias, todas malas y una previsión igualmente nefasta.

Anunció Campa que la economía se estancó en el tercer trimestre a pesar del crecimiento turístico. En este sector no creció el empleo, según fuentes del sector, no solo por el aumento de las horas extraordinarias sino porque además los empresarios se valieron con más intensidad de sus familias.

Como decía Galbraith, los pymes  son unos raros especimenes, con una capacidad casi sin límites   para explotarse a sí mismos y a sus familias.

Campa se rindió ante los datos del tercer trimestre reconociendo que no se alcanzarán las previsiones de crecimiento del PIB que hasta el momento la vicepresidenta Salgado se empecinaba en el 1,3 por ciento.

El secretario de Estado se une de esta forma al consenso de gurús económicos y organismos internacionales  reconociendo que es más razonable prever un crecimiento interanual del 0,8 por ciento.

José García Abad es periodista y analista político