España se desangra, cada día, cada semana, con cada nueva encuesta que aumenta la lista de españoles que no llegan a fin de mes. Se tienen datos de centenares de miles, se dice que quizá se hayan superado los cinco millones, pero en realidad el drama va mucho más allá de estas cifras, se trata de un holocausto que los números no pueden abarcar.

La tragedia es transgeneracional, aunque son lo más jóvenes quienes lo padecen con mayor virulencia. Afecta a todas las clases sociales, pero sobre todo a las más humildes, con menos capacidad de maniobra, con menos posibilidades de viajar, en resumen, con menos recursos.

El desgobierno de Zapatero, lejos de solucionarlo ha propiciado su aumento y, aunque les parezca una exagerada barbaridad, diría que incluso lo ha alentado. Pero ya estamos nosotros aquí, hemos llegado para ponerle fin, para darle una solución y nadie nos va a detener, con la ayuda de Dios, hasta que lo consigamos.

De momento se va a acabar el que cada uno decida por su cuenta, este es un asunto de estado y debe ser el estado quien se ocupe de solucionarlo. Volvemos a la ley de supuestos y se acaba la de plazos, la del libre albedrío, como si las mujeres estuvieran capacitadas para decidir sobre su propio cuerpo. También se va a acabar lo de la pastillita del día después, mejor que utilicen una aspirina el día antes, siguiendo el viejo método de sujetarla con las rodillas. Y a las que cojamos abortando, ya pueden ir preparando el talonario para pagarse un abogado, que se va a acabar lo de la justicia para todos.

Y a todo esto añadan que nos cargamos lo de Educación para la Ciudadanía, asignatura maligna que promocionaba no sólo el aborto, sino el socialismo y la homosexualidad, que vienen a ser lo mismo. Y tras quitar Educación para la Ciudadanía no nos vamos a dormir, pensamos quitar también Sanidad y Justicia para la ciudadanía, y recen para que nos detengamos ahí. ¡Y que haya gente que sin haber solucionado esto se preocupe por minucias como el paro!