Desde que Los Tres Tenores pusieron patas arriba el Dodger Stadium de Los Ángeles antes de la final del Mundial 94, no se recordaba una cantada tan espléndida como la que Francisco Correa nos ha regalado este jueves en San Fernando de Henares. Quizás el marco no era tan incomparable ni el vibrato se podía medir en campos de fútbol, puestos usar tópicos, pero el mérito se veía compensado porque Don Vito se ha lucido a capela y en solitario para cantar La Traviata en B Mayor.

Hasta ahora, el mayor espectáculo vocal de la corrupción española de los últimos tiempos lo había protagonizado David Marjaliza, el cerebro pentito de la Púnica que estuvo 11 horas dándole a la sin hueso delante del juez Eloy Velasco. Sin embargo, aquello fue un unplugged en toda regla y la grabación no pudimos escucharla hasta meses después.

Por el contrario, Correa se ha lucido en un directo vibrante, que es donde los vocalistas tienen que dar prueba de su talla artística. Llegó nervioso a la Audiencia Nacional, sabedor de que era la estrella del cartel de ese festival Gürtel. Pero su actuación ha dejado a los más de treinta artistas invitados a la altura de simples teloneros.

Ante el cartel de no hay entradas, Correa tiene preparada para este viernes una nueva actuación con la que va camino de superar las 11 horas de Marjaliza. De momento, este jueves se ha marcado más de siete horas de electrizantes temazos entre los que destacan ‘Quedaba con políticos y les pagaba en sobres’, ‘Siempre le entregaba el dinero a Luis Bárcenas’ y una versión de un clásico con estrella invitada: ‘Pagaba las comuniones de los hijos de políticos ‘feat’ Clemente Aguado’.

Sin embargo, la audiencia (nacional) ha palidecido con su mejor éxito, que no se ha hecho esperar hasta el final y que bien hubiera merecido un bis: ‘Génova era mi casa; estaba más tiempo allí que en mi despacho’.

Ante semejante revelación, bien haría Mariano Rajoy en explicarnos cómo es posible que no conociera a Francisco Correa, a la vista de que se pasaba en Génova más tiempo que el bedel. Aunque bien pudiera ser que Rajoy estuviera todo el tiempo encerrado en su despacho, escuchando otros discos y disfrutando de los lujos de la reforma pagada en negro.