Si el macrojuicio Gürtel fuera un concierto, Francisco Correa sería el cabeza de cartel. La trama Gürtel sería un festival de calidad, con hasta 35 imputados de renombre, pero la estrella del concierto es sin duda alguna el cerebro de la operación: Correa. Todos lo saben, y por ello, según enfilabas la calle Mar Cantábrico para llegar a la Audiencia Nacional, se notaba en el ambiente. Este jueves era el día en que declaraba el empresario.

Muchos eran los medios de comunicación que se agolpaban a las puertas de los tribunales de San Fernando la pasada semana, cuando dio comienzo el macrojuicio. Poco a poco, la expectación fue menor. Hasta este jueves. Numerosos medios se agolpaban a pesar de las previsiones de lluvia, a las puertas del escenario, esperando la llegada de la estrella.

Madrugó más que nunca. Las malas lenguas dirían que por evitar a cuantos más medios mejor. Otros dirían que se estaba preparando para su actuación estelar. Independientemente de la razón, Correa sabía que hoy era el día fijado en rojo en el calendario.

Tanto es así, que se vistió de gala para la ocasión. Sorprendió entre los compañeros periodistas la brillantez de sus zapatos. En la sala habilitada para los medios, los zapatos de Correa relucían. Alguno comentaba: “Hasta brillan”. Y es que, claro, la ocasión lo merecía.

La sala de prensa, como si de las butacas de un festival de luz y color se tratase, estaba abarrotada. Este jueves declaraba el cerebro gürteliano, el cabecilla de la trama. Y nadie podía faltar a la cita. Buena cuenta de ello dio el wifi, el cual se vino abajo ante la avalancha de fans de la estrella del día: Francisco Correa.

Nervioso, inquieto

Entre la expectación generada y que el público se prevé exigente –por decirlo de alguna manera-, Correa estaba nervioso. Normalmente suele mantener la compostura, pero este jueves, durante la reproducción de los audios de las declaraciones de dos de los salpicados que se quedaron fuera del juicio (Leopoldo Gómez Gutiérrez, fallecido; y Álvaro Lapuerta, demencia sobrevenida) se mostró nervioso. Había perdido ese aplomo que le ha caracterizado durante estos días, no encontraba la postura. Movía constantemente el pie, se manoseaba la cara, se reclinaba y se incorporaba sin cesar. De hecho, ha cambiado hasta su vestimenta. En días anteriores acostumbraba a llevar americana de tonos claros. Hoy, traje oscuro.

No sabemos si este comportamiento tendrá algo que ver con haber sido el cabecilla de una trama valorada en unos 863 millones habrá tenido algo que ver.