Feijóo está nervioso, muy nervioso. Hay quien duda de si se comerá los turrones en Génova. Demasiados errores, demasiadas meteduras de pata y demasiados bandazos. El último fue a cuenta de su voto a favor de conmutar penas a presos en el extranjero y el vergonzoso esperpento que montaron la pasada semana en el Congreso para tratar de justificarlo.
Feijóo sabe que Ayuso no aguanta más, sabe que va a por todas, y que quiere mandarlo a su casa, lo mismo que hizo con Casado. Ayuso tiene el apoyo de Aznar y de Esperanza Aguirre y esto es tenerlo casi todo en el PP.
Ante lo que sabe que pueden ser sus últimas semanas, Feijóo trata de subir aún más el diapasón. No sabe adónde va, pero le da igual. Su objetivo es aguantar lo queda pueda y ver si se le aparece la Santísima Trinidad, se convocan nuevas elecciones y puede volver a presentarse antes de que lo echen.
En esta huida hacia delante, el PP se ha descolgado esta semana con una querella contra el PSOE por financiación ilegal, algo sin duda alguna, esperpéntico. Feijóo sabe que esta querella no se sostiene, y menos viniendo de un partido condenado por el Tribunal Supremo por financiación irregular durante dos décadas, pero le da igual. Su objetivo es lanzar una cortina de humo, para no dar espacio ni tiempo a que su rival Ayuso le pida que dimita.
La tarea de oposición para Feijóo se terminó, aunque nunca empezó. Nunca le ha importado las cuestiones que le preocupan a la ciudadanía y ahora aún menos. Es una lástima que al principal partido de la oposición no le importe un tema como la vivienda, cuya competencia es de las comunidades autónomas, que reciben muchos millones del gobierno de la nación, pero que allí donde gobierna el PP, ni cumplen con la ley de la vivienda ni adoptan medidas para bajar los alquileres. Sánchez, frente a la inacción del PP, ha anunciado esta misma semana 200 millones de euros para jóvenes en bonos de alquiler. Esa es la diferencia.
Analicemos un poco la surrealista situación en la que vive el PP. Se cumple ahora año y medio desde que Feijóo es líder del PP. Llegó como el mirlo blanco que, en un rato, iba a desbancar a Pedro Sánchez como presidente. Y como en el cuento de la lechera, por fin el PP recuperaría el Gobierno; y cerrarían el paréntesis que supuso la moción de censura a Rajoy; y así volverían de nuevo al poder. Porque la derecha de nuestro país siempre ha estado convencida, de que es la única que tiene derecho a “mandar” en España.
Pero Feijóo, no consiguió los apoyos para gobernar el 23J y los nervios aumentaron. Aumentaron para el líder del PP, aumentaron para los que rodean al líder del PP y aumentaron para los que aspiran a echarlo cuanto antes, como es el caso de la Sra. Ayuso. Y cuando más crece el nerviosismo más crecen los errores. Lo comprobamos la pasada semana.
En el PP aseguraron que habían estudiado muy bien la transposición de la directiva comunitaria sobre la conmutación de penas en el extranjero y votaron a favor en Congreso y Senado. Alguien les envenenó criticando que algunos presos de ETA pudieran acogerse a esta legislación y ahí se la montaron a Feijóo. Dijo que había sido un error, pero no fue un error, sabían lo que votaban como han confirmado numerosos diputados del PP. Pidieron dar marcha atrás, incluso han montado un último show en el Senado tratando de retorcer la norma, pero son perfectos conocedores de que ya era tarde, según los reglamentos de las Cortes Generales.
Mucho que te “vote Txapote”, pero ha sido el PP el que ha terminado votando a Txapote. Feijóo tiene derecho a hacer oposición al gobierno, a lo que no tiene derecho es a hacer oposición a la verdad.
Y para arreglar este desaguisado se les ocurrió la vergonzosa e indigna idea de sacar en el Congreso una foto de algunos socialistas, víctimas de ETA. La imagen del portavoz del PP, el Sr. Tellado, riéndose a carcajada limpia al lado de Feijóo, mientras se exhibía el montaje fotográfico fue demasiado dura y triste para la inmensa mayoría de los españoles y españolas, ¿Acaso ese aquelarre fue ideado por el Sr. Feijóo?
Mientras esto ocurría, Ayuso trataba de ganar terreno y hacer méritos para presentarse como alternativa a Feijóo, diciendo la mayor barbaridad que se le ocurrió en ese momento: “ETA está más fuerte que nunca”. Ni el uno ni la otra estuvieron acertados, pero la prioridad no es acertar, la prioridad es quedarse al mando del PP cuanto antes, por si hubiese adelanto electoral. La gente les da igual a ambos, solo quieren el poder.
Feijóo está nervioso y asustado. Ayuso lo tiene acorralado. Sabe que de propuestas sociales no puede hablar, porque Ayuso lo desautoriza permanentemente; igual ocurre con la amnistía y con Venezuela y entonces se le ha ocurrido “otro invento”. El PP, único partido condenado por corrupción viene ahora a dar lecciones de lucha contra la corrupción, presentando una querella gratuita contra el PSOE. Feijóo ha perdido el norte, si es que alguna vez lo tuvo.
¿El PP habla de corrupción desde su sede reformada con dinero en B? ¿Hablan de corrupción cuando tienen 30 causas abiertas por corrupción? ¿Hablan de corrupción los que destrozaron los discos duros de los ordenadores de su sede a martillazos para no dejar pistas? ¿Hablan de corrupción quienes crearon la policía patriótica? ¿Hablan de corrupción los que echaron a Casado, su anterior líder, por denunciar corrupción interna?
Sr. Feijóo y ya puesto a querellarse, ¿lo va a hacer contra los 272 contratos a dedo entregados al hermano de la mano derecha de Alfonso Rueda? ¿lo va a hacer contra la Junta de Andalucía de Moreno Bonilla por haber adjudicado 458 millones de euros a dedo a través de miles de contratos en presunto fraude de ley?
Feijóo definitivamente ha tirado la toalla. Lo que no consigue con propuestas políticas en el Parlamento, intenta sustituirlo por el fango en sus medios de comunicación afines. Prefiere destrozarlo todo si no es presidente. ¿Se pueden estar tres años de legislatura cuando el principal partido de la oposición jamás buscará acuerdo, sino desencuentros? No sabemos si Feijóo se comerá los turrones este año en Génova, pero si sabemos que con tanto odio y deseo de venganza no se puede articular un proyecto de futuro, ilusión y esperanza para España.