El turismo de montaña no para de aumentar año tras año, algo que es una buena noticia pues nos puede permitir avanzar hacia un modelo más sostenible y menos agresivo que el turismo de sol y playa.

No obstante, ante los aspectos positivos que sin duda aporta el desarrollo turístico de las comarcas de montaña, surge el problema que plantea el desarrollo de algunas actividades turísticas en entorno tan delicado como el de la alta montaña.

Las excursiones en vehículos todo terreno, ya sean motocicletas, automóviles o quads, se han convertido en uno de los principales reclamos de quienes han decidido ofrecer su servicios a los turistas en estas comarcas. Se trata de un tipo de actividad que da de comer a muchos emprendedores que han visto así la oportunidad de quedarse en el pueblo y contribuir a dinamizar la economía rural y la vida social de nuestras montañas. Y eso es muy positivo para la conservación de nuestros montes.

El problema viene cuando este tipo de actividades son llevadas a cabo por particulares, sin contratar a un guía o una empresa local y sin el debido control y el necesario respeto. Porque entonces pueden dar lugar a un impacto ambiental negativo que acaba con la sostenibilidad del modelo y nos sitúa ante un escenario similar al que padecemos en la costa. Y eso no puedo ser.

Alcanzar una cumbre atravesando senderos de bosque reservados al paso de ganado o vadear un cauce por donde a uno le parece, han pasado a convertirse en prácticas automovilísticas demasiado habituales en nuestros montes, generando conflictos con la población local y causando graves daños, a menudo irreparables, en la naturaleza y la biodiversidad que acoge.

Los conductores deben tener en cuenta que una infracción en la montaña, además de estar castigada con multa, puede generar un daño irreparable en el entorno del que seguramente se arrepentirían

Todos los usuarios de este tipo de vehículos deben saber que todas las comunidades autónomas tienen aprobada una ley de acceso al medio natural que regula el tránsito rodado por la montaña, prohíbe la circulación fuera de los caminos y las pistas forestales habilitados para ello e impide franquear obstáculos naturales o acceder al cauce de los ríos.

Por todo ello, si de manera equivocada hemos decidido planear una excursión en todo terreno por la montaña por nuestra cuenta y riesgo en lugar de contratar el servicio de una empresa local autorizada, lo mínimo que debemos hacer es informarnos sobre los caminos autorizados y las normas a seguir.

Los conductores deben tener en cuenta que una infracción en la montaña, además de estar castigada con multa, puede generar un daño irreparable en el entorno del que seguramente se arrepentirían, pero eso no serviría de consuelo para nadie. La colaboración de los usuarios es imprescindible para amortiguar el impacto que genera este tipo de vehículos en el monte.

Durante este verano van a ser muchos los vehículos todo terreno que pongan rumbo a los rincones más agrestes y recónditos de nuestras montañas. Del comportamiento de sus conductores va a depender el nivel de deterioro que sufrirán y los riesgos a los que las vamos a exponer.