Es la montaña Vinicunca, pero también se conoce como la Montaña Arco Iris o la Montaña de Siete Colores. Está en la sierra sur de Perú, a unos 100 kilómetros al sureste de Cusco. En la Cordillera del Vilcanota, a 5.200 metros sobre el nivel del mar. Los distintos estratos de varios minerales le dan su divertido aspecto multicolor, cubriéndola de fucsias, turquesa, lavanda, dorado…

Colores que destacan sobre todo en la temporada seca, que va de abril a noviembre. Según la Sociedad Geológica de Perú, el fucsia se forma por una mezcla de arcilla roja, fango y arena; el tono blanquecino, viene de la arenisca (arena de cuarzo) y de la piedra caliza; el morado o lavanda, de la marga (mezcla de arcilla y carbonato de calcio) y silicatos, el rojo, de argilitas y arcillas; el verde, de arcillas ricas en ferro magnesiano (mezcla de hierro y magnesio) y óxido de cobre; los amarillos, mostazas y dorados, de limonitas, areniscas calcáreas ricas en minerales sulfurados (combinados con azufre).

Estas capas de sedimento tienen su origen hace, nada menos, 24 millones de años, cuando estas areniscas, gravas o caliza se fueron compactando unas encima de otras hasta formar diferentes capas, las más pesadas ubicadas en la parte más baja. Con el tiempo, las placas tectónicas se movieron y chocaron, y así nacieron nuevas montañas, pero estas masas prensadas de colores se elevaron sin perder sus tonalidades. Y gracias a la altitud de la montaña, apenas existe vegetación que las cubra.

Según ha publicado la BBC recientemente, en poco más de dos años, los viajeros que han viajado la montaña han pasado de unas pocas decenas a cerca de 1.000 al día. Y eso que el acceso a la montaña está prohibido. Se llega al valle de Vinicunca tras unas tres horas de viaje en bus desde Cusco, y nos espera una caminata, de poca pendiente pero larga, de unas cuatro horas, hasta llegar a la montaña contigua, desde donde admirar este Arco Iris sobre la tierra.