La quiebra de la quinta plataforma de negociación de criptodivisas en el mundo, FTX, ha cuestionado estos mercados, sus intermediarios y también los activos que se negocian en ellos. Grandes inversores como Warren Buffet han proclamado desde hace años la inconveniencia de invertir en un producto que no está respaldado por ningún flujo de dinero. Es decir, no hay números detrás, ni dividendos ni intereses que sustenten sus valoraciones. Ello explica la elevadísima volatilidad que soportan y que los más informados y avispados aprovechan para hacer grandes beneficios.

Eso no ha impedido que desde octubre de 2008, cuando se creó el Bitcoin, hayan aparecido más de 9.000 divisas digitales que, hoy por hoy, tienen un valor conjunto de 836.000 millones de dólares, aunque los momentos de mayor euforia llegaron a valer 3 billones de dólares. Así, el Bitcoin cotizaba hace un año por encima de los 60.000 dólares y ahora se mueve en torno a los 16.500 dólares. Pese a la fuerte caída de este año con una pérdida de valor del 65%, como reflejo de la desconfianza con estos mercados de la tecnología blockchain, hay quienes piensan que ha aguantado mejor de lo esperado y que todavía la criptoindustria tiene muchos años por delante.

Aunque los detalles aún se están investigando, la principal causa del colapso de este mercado está relacionada con las transferencias (secretas) de fondos de clientes depositados en FTX a su empresa hermana Alameda Research, que según los informes de los medios de comunicación ascienden a unos 10.000 millones de dólares. Estos fondos se emplearon para llevar a cabo complejas y arriesgadas operaciones con criptomonedas, que acumularon pérdidas sustanciales a lo largo del segundo trimestre de este año, un episodio durante el cual el universo de las criptodivisas se vio afectado por la pérdida de la paridad con el dólar por parte de la stablecoin Terra, junto con el declive de la red de criptopréstamos Celsius.

Es el caso del estratega de mercados globales de la plataforma de inversión eToro, Ben Laidler que apunta que “la exposición minorista, la adopción de inversores institucionales y las medidas subyacentes de la utilidad de blockchain han sido resistentes a la ola de ventas de este año”, explica. Este experto augura una larga vida al mundo cripto frente a opiniones como la del Nobel de Economía de 2008, Paul Krugman, para quien la regulación que afectará al mundo cripto después del escándalo FTX, puede poner fin a la criptoindustria.

Sin embargo, Claudio Wewel, estratega de divisas de J. Safra Sarasin SAM apunta que el colapso de FTX, el tercer gran golpe en el entorno de las criptomonedas, podría convertirse en el más grave. Bitcoin y Ethereum han acelerado notablemente su ritmo de ventas y la mayoría de los poseedores de Bitcoin están con el agua al cuello. “Esperamos que la caída de FTX provoque más problemas en los mercados de criptomonedas, lo que implica que el proceso de caídas continuará”.

Pero Wewel no descarta genéricamente a los criptoactivos. “Observamos que algunos inversores, como Ark Investment Management de Cathie Wood, incluso han aumentado sus posiciones en criptoactivos últimamente. Sin embargo, teniendo en cuenta el entorno actual, creemos que es necesario ser prudentes. En primer lugar, el proceso de consolidación en el espacio de las criptomonedas debería prolongarse durante más tiempo, dado que el riesgo de contagio sigue siendo alto. En segundo lugar, los recientes acontecimientos han llevado a los reguladores a renovar sus advertencias a una supervisión más eficaz de los mercados de criptomonedas. Por último, y de forma más general, la determinación de los valores razonables de los criptoactivos debería seguir siendo un obstáculo en el futuro inmediato”, explica.