Mensaje de una lectora: "A ver si escribes sobre lo que pasa cuando no renuevan el contrato en un local, te obligan a renunciar a tus derechos y te dan 15 días. Se cargan los negocios, pero de eso no se habla, solo de los desahucios... Pues esto es igual o peor, despidos por no poder continuar! Nadie se cree que la ley de arrendamientos urbanos sea semejante abuso".

Le pregunté si había alguna cláusula que lo permitiera o si esperaron a la renovación o si ha sido una rescisión unilateral. La respuesta no se hizo esperar.

"Todos los contratos de locales se pueden finalizar con 15 días de antelación. A nosotros ha sido poco más, pero diez años pagando religiosamente sin ningún problema, en cada renovación preguntando y la respuesta siempre ha sido que estaban encantados con nosotros, que podíamos estar toda la vida y ahora que lo quiere alquilar el Banco Santander (que ocupa el local contiguo) y que te pires. Y qué hacemos con las cuatro personas que trabajan para nosotros, ¿las despedimos?".

Conozco el negocio: una peluquería especializada, y a su dueña, una mujer emprendedora, innovadora y cumplidora de todas sus obligaciones fiscales y legales. Su queja me ha recordado el lamento del Gobierno español por el traslado de la sede fiscal de Ferrovial a los Países Bajos. 

España se ha portado bien con la empresa de Rafael del Pino, tanto los gobiernos de turno como la sociedad que le han proporcionado siempre una abundante cartera de pedidos, pero parece que eso no basta. Quiere que se legisle según sus intereses. La avaricia les ha llevado a buscar "paraísos fiscales" europeos como Irlanda, Luxemburgo o Países Bajos, estado por el que finalmente se han inclinado.

El traslado de la multinacional española vuelve a poner sobre la mesa uno de los problemas de fondo de la Unión Europea: el dumping fiscal de algunos de sus miembros y la incapacidad de los gobiernos nacionales frente a la deslocalización de las empresas. El enorme poder acumulado por las multinacionales durante las últimas décadas de globalización y desregulación han desprovisto a los gobiernos de herramientas eficaces para proteger las industrias propias.

La pandemia abrió la mirada de los políticos al tema de la reindustrialización de Europa y América, las grandes perjudicadas por la conversión de China en la fábrica del mundo. La invasión de Ucrania nos ha vuelto a recordar la urgencia de declarar como estratégicos todos los sectores industriales, pero poco se puede hacer frente al cinismo y la cara dura de empresarios sin corazón y sin alma.