Tengo en mis manos la Orden HAP/1182/2012, de 31 de mayo, por la que se desarrolla la disposición adicional primera del Real Decreto-ley, de 30 de marzo, es decir, la amnistía fiscal. Se trata de la Orden que desarrolla este fraude mayúsculo, esta amoralidad institucional que supone una amnistía a todos aquellos defraudadores y evasores de los impuestos que todos los españoles estuvimos obligados a pagar.

Con una simple declaración, con un simple pantallazo en nuestro ordenador, podremos lavar todo el dinero que no hayamos declarado, procedente del delito o simplemente del fraude, siempre y cuando "hubieran sido titulares de tales bienes o derechos con anterioridad a la finalización del último período impositivo cuyo plazo de declaración hubiera finalizado antes de la entrada en vigor de esta disposición", es decir antes del 31 de diciembre de 2010.

A pesar de la amoralidad de la medida, al menos, con ese límite temporal -"con anterioridad al 31 de diciembre de 2010"-, se evitaba que los declarantes dejaran de declarar en 2011 y 2012 aprovechándose de la propia amnistía fiscal.

Una amnistía amoral

Recuerden que el Consejo de Ministros presentó esta amnistía fiscal confiando que los depósitos bancarios se llenarán de 25.000 millones de euros y, a un tipo del 10%, la Agencia Tributaria recaudará 2.500 millones de euros.

Se despojaron los conservadores de toda ética, nada nuevo en la Historia de España, con el objeto de poder mejorar la liquidez de los bancos y la suficiencia de la hacienda pública. Despojo que se presumía se presentaba con vergüenza comparada, escasa pericia y vileza política.

Vergüenza comparada como la de Italia, nación en la que Berlusconi (ese ejemplo de frivolidad), aprobó cuatro amnistías fiscales: tres financieras y una arqueológica por la posesión de piezas históricas. La última, la de 2009, fue desarrollada por Giulio Tremonti, estableciendo un tipo del 5% a la repatriación de capitales y teniendo por objeto ingresar 300.000 millones de euros en los depósitos y recaudar 15.000 millones de euros en el Tesoro. El resultado decepcionante llevó a Italia 104.000 millones de euros, de origen inimaginable, llenando las arcas de la hacienda del país con mayor fraude de la OCDE en tan solo 5.600 millones de euros.

Escasa pericia porque una medida como ésta disminuye la voluntad de declarar de los ciudadanos, relaja la disposición a decir la verdad sabiendo que se perdona a los delincuentes, motivo por el cual las bases imponibles tras una amnistía tienden a relajarse, a disminuir, a derrumbarse.

Vileza política en tanto en cuanto el Gobierno se defiende diciendo que los socialistas también desarrollaron sendas amnistías fiscales, Boyer y Solchaga, sin reconocer que se trataba de políticas destinadas a poder levantar el secreto bancario, de lo contrario, todo el dinero escondido en las cuentas previo a la medida contra el secreto financiero, hubiese huido del país.

Incitación al fraude fiscal

Ahora bien, tengo que frotarme los ojos, comprobar que he entendido bien, volver a leer el artículo 3.4 de la citada Orden HAP/1182/2012, de 31 de mayo: "en particular" -señala el artículo-, "tratándose de dinero en efectivo será suficiente la manifestación, a través del modelo de declaración, de ser titular del mismo con anterioridad a 31 de diciembre de 2010".

Es decir que si yo tengo dinero cobrado en 2011 puedo declararlo este año y pagar mi tipo marginal (que puede llegar al 52%), o, declarar simplemente rellenando el modelo de declaración especial (750) que ese dinero tuvo su origen con anterioridad a 2011, decir en definitiva que me acojo a la amnistía fiscal y declarar tan solo el 10%.

De esta manera, muchos que pensaban declarar una determinada cantidad en 2011 o 2012 tienen la puerta abierta a la mentira y podrán demostrar, con la única validez que su palabra o declaración, que ese dinero provenía de operaciones u hechos imponibles anteriores al 31 de diciembre de 2010.

Si ha cobrado la mitad del valor de un piso en dinero negro tiene usted la posibilidad, en vez de declararlo, de decir que esa cantidad es anterior a 2011 y por lo tanto pagar únicamente un 10% de tipo impositivo. Los ingresos por tráfico de drogas o cualquier otra actividad delictiva, también de 2011 o 2012, podrán ser lavados con una sola declaración (750) en la que reconozcan que el origen es de 2010. Estarán muchos animados a cobrar en negro durante estos meses en curso dado que luego, simplemente declarando que su origen es de 2010, como digo, tendrán suficiente para blanquear, defraudar o evadir.

Sólo tienen que mentir, rellenar el modelo 750 e ingresar el dinero ya blanqueado en su cuenta corriente. Así de simple. Un incentivo a defraudar en 2011 y 2012, una forma de reducir las bases imponibles, un paso más de una política financiera errada, infantil y, sobre todo, torpe.

Antonio Miguel Carmona es profesor de Economía, miembro del Comité Federal del PSOE, Secretario de Economía del PSM-PSOE y Portavoz de Hacienda del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid