Yo no comparto nada, o casi nada, del pensamiento thatcheriano. Pero eso no resta un ápice para reconocer que ha sido una líder de gran influencia, y que sus políticas han marcado el devenir de Inglaterra, y en buena parte del resto de Europa. Es una faceta digna de tenerse en cuenta, sobre todo, en un momento en el que, el origen de los problemas que afectan a Europa, hay que situarlo en la falta de liderazgo, en una clamorosa falta de iniciativa política. La crisis económica se produce especialmente porque la política se ha dejado ganar terreno por el mercantilismo.
Hay que aprender mucho de Margeret Thatcher. Un líder político que aspira a cambiar de rumbo una situación grave tiene que formarse en la oposición, como hizo ella. Desde la oposición se construyen los mimbres de un pensamiento. Mensaje capaz de convencer, de ilusionar a una sociedad desencantada. Y luego en el poder actuar con arreglo a ese pensamiento. Nunca será líder con capacidad de influencia quien al llegar al poder no hace ni caso de lo que prometió desde la oposición.
Otra cosa es que las teorías neoliberales de Margaret Thatcher, hayan sido, en buena parte la causa, de la crisis económica, del predominio del capital sobre la política, del desmantelamiento del sistema social, de la aparición del euroescepticismo ¿Cuándo va a cambiar esta situación? Cuando desde la oposición surja un mensaje, un pensamiento, capaz de ser el contrapeso de esas políticas, capaz de convencer a la sociedad, capaz de ilusionarla. Un líder capaz de transmitir y cumplir ese mensaje. Rechacemos lo dañino del thatcherismo, pero aprendamos el camino.
Julio García-Casarrubios Sainz
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