Pero  convendrán conmigo en que esa situación de normalidad económica y democrática cada vez se asemeja más a una quimera.  Hasta la ministra de Empleo, Fátima Báñez,  se encomienda a la Virgen del Rocío para que mejore las cifras del paro. Esas que iban a bajar con la mera  llegada del PP al poder.  Ya no le basta al Gobierno con esperar a que la ayuda para la crisis financiera llegue de Europa, ahora necesitan encomendarse al Altísimo.  ¿Cómo no van a vivir sus votantes, que tanto poder les dieron en la confianza de que su sola  presencia en Moncloa les iba a sacar del hoyo, en una permanente zozobra?

Este  saber de dónde venimos pero no tener claro a dónde vamos  es el responsable de que el 91% del personal vea negro su futuro laboral y más del sesenta por ciento considere que las perspectivas son malas. Deben ser poco devotos de la Virgen del Rocío, o acaso la advocación mariana de la ministra ha ayudado aún más a  desbordarles  el miedo.

Raro es que todos los miembros de un Gobierno confíen en que la solución a los problemas que no saben afrontar les tenga que venir de fuera, pero poner el futuro del paro en manos del cielo  es como para no salir del apocalipsis y del síncope.

Esa ciega confianza en que el vecino les saque las castañas del fuego puede tener sus frutos si,  al final,  la Justicia resuelve y castiga los misterios sobre la pésima gestión que los responsables nombrados por el Partido Popular hicieron en Bankia,  Bancaja y otras deudas que se intentan ocultar al rechazar una comisión de investigación en el Congreso.

El miedo  ante la imposibilidad del Gobierno de dar con la fórmula para tapar los agujeros  de las Cajas de Ahorros, y los despropósitos manifestados por unos y otros,  sacuden  las cancillerías europeas  provocando  incluso  una video conferencia del G-7.  El Tesoro pagó ayer el precio más alto conocido nunca por colocar dos mil millones de deuda pública.

Pero, como solo se pueden hacer declaraciones positivas para ahuyentar el apocalipsis, el PP ha cesado de su cargo de coordinador de la subcomisión de FROB en el Congreso  al diputado de sus filas que osó decir que estábamos abocados a un rescate y que no era tan grave.

Dada la situación,  solo queda confiar en que “santa Ángela Merkel” se apiade de nosotros y acepte la ayuda directa a la banca por la que rezan Rajoy y los suyos. O por lo menos que los fondos se entreguen a través del FROB y las condiciones solo se impongan al sector financiero.

Victoria Lafora es periodista y analista política