Cierto es que las últimas encuestas acortan la distancia que nos separa del PSOE de Rubalcaba, pero también lo es que el candidato socialista lleva ya varias semanas en plena campaña y que en cambio Mariano aún no ha dicho ni hecho nada en pos de la victoria. Van ustedes a ver el día que se despierte, se desperece y empiece a cantar, por esa boquita que Dios le ha dado, todo lo que va a hacer por colocar a este país de nuevo en el lugar en el que lo dejó nuestro siempre añorado José María Aznar.

Lo primero va a ser, por supuesto, ocuparse de la tragedia económica que padecemos. Para ello, Mariano va a contar con el mismo equipo, con la excepción de Rato, que lo tenemos al pobre malviviendo del sueldo de presidente de Bankia, que hizo posible el milagro económico. Como ya no podemos volver a la fórmula de antaño, recalificaciones y construcciones allá donde quede un metro libre, esta vez tendremos que buscar nuevas vías de crecimiento. Los que hayan seguido las declaraciones de nuestros dirigentes estos ocho años, se habrán hecho una idea de hacia donde queremos llevar la economía española. Vamos a convertir nuestro país en el principal exportador mundial de “credibilidad”.

Todo español mayor de edad y en disposición de trabajar se convertirá por decreto en obrero de credibilidad. Reconvertiremos las empresas de construcción, que tanto y tan bien crecieron a nuestro amparo, en fabricantes de credibilidad. La producción la exportaremos a todos aquellos países carentes de ella, como Grecia, Portugal, Islandia o la misma Italia de nuestro amigo Berlusconi.

Nuestros cálculos nos indican que si a esta nueva ruta económica le añadimos unos recortes, al estilo Aguirre o Mas, en sanidad, educación, pensiones y obras públicas, el dinero sobrante nos permitirá bajar los impuestos, especialmente a quienes más pagaban hasta ahora, y con eso se conseguirá que haya más dinero en circulación lo que reactivará la actividad económica.

Ahora sólo queda el trámite de que se celebren las elecciones y de que las ganemos, y para ello no hay que confiarse y nadie de nosotros (quiero decir de la derecha) puede dejar de ir a votar el día 20 de noviembre. Para todos aquellos que no son residentes en Madrid, el partido va a disponer un servicio de autobuses y aviones que les permitan asistir por la mañana a la misa de cada año en el Valle de los Caídos, y poder votar por la tarde allá donde deban hacerlo. La historia no se puede permitir añadir a esta fecha otro hecho luctuoso. ¡Arriba España! nos leemos de nuevo en septiembre.

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