El pasado sábado, en el programa La Sexta Noche, se produjo una discusión entre Angélica Rubio, directora de nuestro periódico ElPlural.com, y el polémico periodista Eduardo Inda. Mientras, como hace muy a menudo, el director de OK Diario se dedicaba a dar lecciones de moralidad unidireccionales.

Ya sabemos de qué pie cojea Inda, por cierto crecido al calor de Pedro J. Ramírez. El destino dispuso que quedara en evidencia pocas horas después de su monserga del último sábado. Si por la noche decía que le producía vergüenza ajena que Pablo Iglesias e Irene Montero fueran a un acto político llevando a sus bebés, el domingo, a primera hora, Rocío Monasterio, la lideresa de Vox en Madrid, publicaba una foto con su hija en Twitter, y reproducía presuntas palabras de la niña, quejándose de tener que ir con escolta al colegio y de no poder salir en patinete a la calle. Incluso lo ha dejado como tweet fijado; es decir, que estos días seguirá siendo lo primero que se vea si uno entra en la cuenta de Monasterio ¿Escuchan algo? Es el silencio de Eduardo Inda, que ya no sufre vergüenza ajena.

Hacer periodismo es mucho más que dar voces en un programa de televisión. El periodismo sin ética no es periodismo

Angélica Rubio no podía permitir que Inda, una vez más, se fuera de rositas después de caer en una flagrante contradicción. “Podría entender que tú dijeras eso, si tu medio de comunicación no hubiese publicado las ecografías de unos bebés, rodeadas con un círculo rojo y señaladas con una flecha”. Se refería a unas fotos publicadas por OK Diario, en las que se veía a Pablo Iglesias e Irene Montero saliendo del hospital con las ecografías en la mano. Varias fotos disparadas, una detrás de otra, para después ampliar los papeles que llevaba Montero en la mano, en los que se podían ver las famosas ecografías. Una intromisión inaceptable en la intimidad. Una verdadera utilización por OK Diario de los hijos de Montero e Iglesias para conseguir más audiencia en su subvencionado medio.

Mientras Angélica Rubio hacía esas reflexiones, Eduardo Inda, fiel a su costumbre cuando se ve acorralado, interrumpía levantando la voz para tapar lo que decía su interlocutora. Muchos tienen miedo de hacer frente al descarado periodista, por eso hay que poner en valor la reacción de nuestra directora, que no se amedrentó y lo dejó en evidencia.

Hacer periodismo es mucho más que dar voces en un programa de televisión. El periodismo sin ética no es periodismo. Y quien no denuncie las faltas al código deontológico, se convierte en cómplice de la degradación de nuestra profesión. El que calla otorga. Afortunadamente, Angélica Rubio no se mantuvo callada.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com