Este 19 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama. Es probable que Moreno Bonilla luzca hoy un lazo rosa en algún acto institucional. Pero en su caso, ese lazo debería ser negro, como muestra de su cinismo político. ¿Cómo la administración que promueve campañas de concienciación es la que ha dejado a miles de mujeres sin acceso a un diagnóstico a tiempo? Mujeres que confiaron en la sanidad pública, creyeron en la importancia de la prevención, y ahora enfrentan tratamientos más duros, diagnósticos más avanzados y, en demasiados casos, menos esperanza.

Señor Moreno Bonilla no es un accidente, es la expresión directa de un modelo que apuesta por la privatización, incluso a costa de la salud pública. A día de hoy, el presidente andaluz sigue sin explicar qué ha ocurrido con los retrasos masivos en los programas de cribado de cáncer de mama. No ha dado respuesta a miles de mujeres afectadas ni ha ofrecido una sola explicación creíble. Su principal preocupación parece ser su imagen, no la salud de las andaluzas. Basta ver el silencio de Canal Sur —convertida en “TeleMorenoBonilla”— que ha dedicado más minutos a la retirada de un torero que a las protestas de mujeres que han visto comprometida su vida por una gestión deficiente.

El País hace unos días colocaba en portada: “El cáncer mata a la gente a borbotones en Andalucía, pero no hay medios”. Tres mujeres relatan cómo sus madres y hermana murieron por diagnósticos erróneos o tardíos. Es el caso de Carmen Rios, de 59 años, vecina de La Línea de la Concepción (Cádiz) que falleció en menos de siete meses después de un cribado de cáncer de mama al que se sometió tras notarse un bulto. “A mi madre le hicieron un cribado y le dijeron que estaba sana”.

Y, por si fuera poco, una semana después de que estallara la crisis por los fallos en los cribados, se anuncia la apertura de un gran centro oncológico privado en Granada. ¿De verdad alguien cree en las casualidades?

Las actuaciones de Moreno Bonilla no responden a una urgencia sanitaria, sino a una estrategia de supervivencia política. Primero, esquivar responsabilidades. Después, improvisar un “plan de choque” plagado de falsedades. Mientras tanto, las mujeres siguen esperando una llamada, los hospitales permanecen colapsados y los errores se reproducen en toda Andalucía. Lo del cáncer de mama no es un caso aislado: es solo la punta del iceberg de un sistema sanitario que se desangra entre la precariedad y la privatización encubierta.

Moreno Bonilla afirmó públicamente que no se derivaban mamografías a centros privados. Sin embargo, según informa Diario de Sevilla, la realidad es muy diferente. Existen contratos vigentes con empresas privadas para gestionar unidades móviles de mamografías en municipios andaluces. El último, firmado en agosto de 2023, destina 6,6 millones de euros al programa entre 2022 y 2026.

El PSOE andaluz ha denunciado la opacidad de la Junta. La secretaria de Salud, María Ángeles Prieto, ha calificado el plan de choque de “plagado de mentiras” y ha acusado al presidente de provocar “la crisis sanitaria más grave vivida en Andalucía y en todo el país”. Prieto ha sido clara: “Mienten cuando dicen que solo son 2.000 mujeres, mienten cuando afirman que afecta a un solo hospital y mienten cuando niegan las derivaciones a la privada”.

Y tiene razón. Porque los hechos son tozudos. Hasta 2022, el programa de cribado estaba gestionado por la Escuela Andaluza de Salud Pública, con un sistema informático público que garantizaba el seguimiento de las pacientes. Ese sistema fue desmantelado y reemplazado por una empresa privada. A partir de ahí comenzaron los retrasos, las fallas y las reclamaciones. Y justo una semana después de que se destapara el escándalo… se anunció el nuevo centro oncológico privado en Granada. ¿Casualidad? Es difícil de creer.

La falta de radiólogos ha obligado a los profesionales a doblar turnos para suplir el caos. El SAS no ha ofrecido datos claros sobre el alcance del problema, y cada día se suman nuevos casos en diferentes provincias. Asociaciones como AMAMA recogen testimonios de mujeres afectadas en Granada, Cádiz, Jaén, Málaga y Sevilla. Si, como dice la Junta, el 90 % de los errores se concentraron en el hospital Virgen del Rocío, ¿por qué hay denuncias similares en las ocho provincias andaluzas?

El supuesto “plan de choque” de Moreno Bonilla habla de contratar a un centenar de radiólogos, pero la bolsa de empleo está vacía. De las 65 plazas anunciadas hace semanas, solo se ha cubierto una, y a media jornada. Puro humo. Los sindicatos médicos lo han dejado claro: “El sistema está exprimido, no hay más horas que ofrecer”. Mientras tanto, las mujeres siguen esperando una llamada, una cita o una explicación.

Han pasado más de dos semanas desde que estalló el escándalo, y la Junta sigue sin aclarar qué ha pasado, cuántas mujeres más están afectadas ni si el error ha afectado a otros programas de detección precoz. Todo son evasivas, contradicciones y silencios. Lo cierto es que muchas pacientes desarrollaron un cáncer que pudo haberse detectado y combatido meses antes. Y como dicen ellas mismas: “El tiempo juega en nuestra contra”.

¿Cuántas mujeres han sido ya contactadas? ¿Cómo se seleccionaron las primeras 2.000? ¿Qué criterios se están siguiendo para ampliar esa lista? Son preguntas básicas que el nuevo consejero de Salud aún no ha respondido. Y cada minuto es vida para las mujeres.

Lo más grave es que Moreno Bonilla parece confiar en que el tiempo juegue a su favor. Que la indignación se enfríe, que el calendario borre la memoria y que el ruido mediático tape la verdad. Pero hay verbos que no deben olvidarse. Y uno de ellos es dimitir. Dimitir significa asumir responsabilidades.

La dimisión de la consejera de Salud, Rocío Hernández, fue una cortina de humo: un intento de salvar al presidente sacrificando una pieza intermedia. Pero nadie se engaña. El problema es estructural, y tiene un responsable político claro. Moreno Bonilla no puede seguir parapetado tras la propaganda. Gobernar es dar la cara. Y él no lo ha hecho.

Su reacción —tardía, tibia y evasiva— no es nueva. Es parte de un patrón: minimizar, distraer, desplazar el foco. Lo hizo con la atención primaria, con las listas de espera, con la dependencia… y ahora, con el cáncer de mama. Cuando la gestión falla, aparecen los tecnicismos y las promesas de inversión. Pero detrás del ruido, la realidad es cruda: un sistema colapsado, profesionales agotados y ciudadanos cada vez más desamparados.

Por más que intenten ocultarlo, el escándalo ha trascendido fronteras. El Frankfurter Allgemeine Zeitung, uno de los diarios más importantes de Alemania, ya ha informado sobre la crisis de los cribados en Andalucía. El problema no se tapa con marketing. Y, por cierto, lo diré con moderación: es lamentable que la Asociación Española Contra el Cáncer guarde silencio ante un escándalo de esta magnitud.

Este Día Mundial contra el Cáncer de Mama no es una jornada para el marketing ni los gestos vacíos. Es un día para exigir justicia, transparencia y respeto. Para recordar que la sanidad pública se defiende con recursos, con responsabilidad y con humanidad. Y sí, hoy es el mejor día para que Moreno Bonilla dimita y se vaya a su casa. Porque ningún lazo rosa podrá tapar la mancha negra de la negligencia.

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