Tras la muerte del genocida Franco, ETA no quiso integrarse en la democracia recién estrenada, y subyugada la banda por su etnionacionalismo independista ha querido demostrar su fuerza a base de tiros en la nuca y coches bomba, asesinando cruel y vilmente a todo tipo de gente.

Desde la Transición los diferentes presidentes de gobierno democráticos han intentado acabar infructuosamente con ETA. Lo intentó Suárez, Felipe González, Aznar y también Rodríguez Zapatero.

Puede seguir leyendo el artículo de María Dolores Amorós, en su blog: Pensamientos en libertad