Buena parte de la innovación se basa en mejorar lo que hace la competencia, fijándose en sus buenas prácticas y adaptándolas a nuestras circunstancias y necesidades que siempre serán diferentes. Una buena práctica no es tan sólo una práctica que se define como buena en sí misma, sino que es una práctica que se ha demostrado que funciona bien y produce buenos resultados, y, por lo tanto, se recomienda como modelo.

Inmersos, como estamos, en un desastre climático de dimensiones planetarias todas las ayudas van a ser pocas para intentar superar las consecuencias del calentamiento global. Dos libros recientes pueden servir de guía en este empeño. Se trata de Cómo evitar un desastre climático, de Bill Gates; y Biografía de la inhumanidad, de José Antonio Marina; publicados ambos con un mes de diferencia entre febrero y marzo de 2021.

El de Gates es un inventario de las soluciones que ya tenemos y los avances que aún necesitamos, y el de Marina, antítesis de su anterior Biografía de la humanidad, un magnífico ensayo para comprender por qué la marcha ascendente del progreso humano se quiebra una y otra vez con el regreso del horror: guerras, genocidios y hambrunas.

El rico y filántropo nortemericano, tan denostado por conspiranoicos y negacionistas, pone en la pista de las herramientas que ya tenemos y de las que la tecnología es capaz de inventar para dejar de emitir gases de efecto invernadero a la atmósfera. Cataloga, en definitiva, las buenas prácticas necesarias para que gobiernos, empresas y ciudadanos asuman sin demoras sus responsabilidades en este enorme desafío.

Los dos libros han sido terminados en tiempos de la pandemia, pero sin tener en cuenta el punto de inflexión que ha supuesto la invasión de Ucrania por el ejército ruso. La guerra de Putin supone un retroceso brutal en la lucha contra el cambio climático y un colapso ético en la espiral ascendente del género humano por la consolidación de los derechos humanos.

Marina nos advierte que nuestro consenso democrático no está blindado frente a las atrocidades de las dictaduras y las autocracias, que los derechos conquistados pueden ser abolidos y que la violencia y el fanatismo nos acechan sin descanso.

Envueltos en España en debates estériles y miopes sobre casi todos los temas que nos afectan, tenemos que mirar a nuestro alrededor y más allá de nuestras fronteras para encontrar las buenas prácticas que nos ayuden a implementar las estrategias que necesitamos para evitar el abismo.