Cuatro años después el Pacto del Majestic comenzó a costarle caro a CiU, ya que el PP logró una cómoda mayoría absoluta, con 182 escaños, mientras que la federación nacionalista se vio derrotada en Cataluña, en votos aunque no en escaños, y sólo pudo mantenerse en el poder gracias al apoyo de los 12 diputados del PP, que con los 56 de CiU alcanzaron la mayoría raspada. Jordi Pujol, político avezado e inteligente, llevaba razón: CiU se “había pasado” al dar tanto relieve a su Pacto del Majestic con el PP. La segunda legislatura presidencial de Aznar, reforzado por su cómoda mayoría absoluta, fue una suerte de vía crucis para los nacionalistas catalanes, que en 2003, aun revalidando su triunfo electoral, no pudieron mantenerse al frente del Gobierno de la Generalitat ni tan siquiera con el apoyo del PP y tuvieron que dar paso al primer Gobierno de las izquierdas catalanistas presidido por el socialista Pasqual Maragall, que en 2006 fue reemplazado por el también socialista José Montilla.

Han pasado los años y la memoria del Pacto del Majestic y todas sus consecuencias sigue todavía muy viva en la memoria de algunos de los dirigentes de CiU. La reciente y muy contundente victoria electoral del PP, que con sus actuales 186 escaños tiene absolutamente asegurada la estabilidad parlamentaria del Gobierno presidido por Mariano Rajoy, sitúa a CiU en una posición francamente incómoda: fue la clara vencedora en los últimos comicios autonómicos catalanes pero no dispone de mayoría absoluta en el Parlamento de Cataluña y la estabilidad del Gobierno presidido por Artur Mas depende de otros apoyos.

Transcurrido ya más de un año desde las elecciones autonómicas del 28 de noviembre de 2010, CiU se empeña en intentar ocultar a la opinión pública que su único socio parlamentario real es el PP. Los 18 diputados del PP son los auténticos apoyos permanentes con que CiU cuenta hasta ahora.

Nada tiene de extraño, habida cuenta las muchas coincidencias que sobre todo en materia económica y social tienen ambas formaciones. Pero las divergencias entre CiU y PP son evidentes en otras cuestiones, en especial ante la tan reiteradamente defendida “transición nacional” que en clave soberanista Artur Mas plantea para el inmediato futuro de Cataluña. Y ello vuelve a crear desazón entre buena parte del electorado nacionalista, nada partidario de acuerdos con el PP.

De ahí que CiU tenga en cuenta ahora las palabras dichas por Jordi Pujol en 1996, cuando se firmó el Pacto del Majestic. Pero, como en la canción, es “teatro,/ lo tuyo es puro teatro,/ falsedad bien ensayada,/ estudiado simulacro”.

Jordi García-Soler es periodista y analista político