El dato preocupante
Pero, hace pocos días, rondaba por Internet un dato más que preocupante. Ni la mitad de las personas que no tienen empleo en nuestro país (48%) emplean la Red para mejorar su actual situación laboral. Terrible. Demasiados condenados al ostracismo laboral por algo que ya debería ser una prioridad para cualquier administración, y es la alfabetización digital de los ciudadanos que todavía no tienen acceso a las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías. Mientras los niños ya estudian en clase delante de ordenadores y tabletas y se les llama “nativos digitales”, millones esperan hacer el viaje para arribar al puerto que les convierta en “emigrantes digitales”, obteniendo el premio de tanto conocimiento por descubrir. Para comenzar no se necesitan complicados entornos de aprendizaje, ni grandes temarios. Sólo la constatación de que estamos ante un problema de dimensiones lo suficientemente importantes como para crear ciudadanos de primera y segunda clase o, mejor dicho, aumentar las divisiones ya existentes.

La igualdad de oportunidades
El empoderamiento de toda una generación de trabajadores condenada al paro en medio de esta crisis mundial debe hacerse en diferentes facetas de la formación. Tan importante es la necesidad de reciclar a todos esos hombres y mujeres que salieron del sector de la construcción tras el estallido de la burbuja, como formarlos en la búsqueda de empleo. Esto último es algo más que la impresión de varias docenas de currículos y su posterior reparto por los polígonos industriales, como podíamos ver hace poco en algún programa de televisión, de estos que llaman de realidad social. No se hagan ilusiones. Tendrán que pasar entrevistas personales y será inevitable la relación presencial previa con el que puede ser nuestro futuro jefe. Pero el primer contacto, la primera impresión, adquiere ahora nuevas formas, y quizá algo más complicadas para el no iniciado, gracias a los múltiples canales de lo que hemos llamado web 2.0. Dejar de lado a tantos, no poner los medios necesarios para garantizar al menos igualdad en el punto de partida, nos hará volver a tiempos oscuros, cuando en España era una ventaja extraordinaria el mero hecho de saber escribir.

Nota: Parte de esta columna sirve como introducción del capítulo "Las nuevas tecnologías como arma para el empleo durante la crisis económica", firmado por el autor y parte de un libro colaborativo coordinado por Rosario Peña y titulado "Herramientas para hacer frente a la crisis" (2011, Servidoc http://www.servidoc.com/llibres.php?id=978-84-93469-7-8 ).