Ayer viví uno de esos momentos en los que una ya no cree, y es cuando la dignidad y el corazón se imponen a la política. Este lunes, Gabriel Rufián ha demostrado que tras el discurso político al que nos tiene acostumbrados tiene un corazón enorme. Ha sido la voz de las víctimas en el Congreso. Este lunes pasará a la historia porque la cuerda de Hui, y por tanto la propia Hui, han tomado la palabra en el Congreso de la Diputados en la comisión de la DANA.

Lo primero que les tengo que explicar es quién es Hui. La pequeña Hui tenía 11 años el día que la riada acabó con su vida. Ella estaba siendo recatada por los vecinos cogida a una cuerda cuando esa misma cuerda se partió. Su padre se lanzó tras ella sin pensar en si viviría o moriría. Era su hija, su niña. Pero la riada era tan potente que no pudo alcanzarla.

Ese trozo de cuerda, el que evidencia toda una tragedia, ha estado en compañía de Rufián desde el día que compareció Carlos Mazón. Iba a dársela al expresidente, pero no pudo, y desde entonces el diputado de ERC ha estado ‘muy jodido’.

Finalmente, el lunes fue el día en el que Rufián, con ese pequeño trozo de tela rasgado, rompió a Salomé Pradas. Ha conseguido que la exconsellera pida perdón a las víctimas en el templo de la soberanía popular entre sollozos. La ha roto en mil pedazos.

Rufián ha logrado lo imposible, que por fin las víctimas hayan tomado la palabra con alguien del gobierno de Mazón. Por fin un dirigente del Partido Popular ha dicho “ojalá hubiera podido hacer más”. Puede que esas palabras, lectores, le parezcan muy flojas, pero es que veníamos de la nada, de la oscuridad total, de la mayor de las ignominias hecha discurso político.

La comparecencia no ha sido ni fácil, ni mucho menos agradable. Pero para quien suscribe estas líneas, que además les tengo que decir que he visto crecer a Hui en el bar de sus padres, la comparecencia de Pradas ha supuesto un antes y un después. La DANA es un tema que te parte el alma, que no es nada sencillo de cubrir y que genera un dolor infinito en los familiares de la 230 víctimas mortales. Pero a veces incluso en el infierno hay un poco de luz. Y esa luz nos la ha regalado este lunes Gabriel Rufián demostrando que los políticos pueden supurar humanidad si quieren.

La voz de las víctimas

El gesto de Rufián ha encendido al PP, cuyos dirigentes han llegado a tildarlo de ‘miserable’, pero aquí solo hay unas palabras que importan, y esas son las de los familiares de las víctimas. Y esos familiares han escrito en X evidenciando la única realidad: que es que los miserables son los del PP y los periodistas acólitos que siguen su discurso sin pensar en las víctimas.

Esas víctimas que han escrito cosas sobre el momento de la cuerda de Hui como: “Gracias Gabriel, tenías la autorización para sacar las fotos de nuestros familiares y el trozo de cuerda que te dio Verónica. Hablan los que han de callar o desconocen”, o “Gracias Rufián, eres la voz que nos hace falta, gracias por decir exactamente lo que nos hace falta”.

Solo espero que el resto de sus compañeros en el Congreso tomen ejemplo del momento que se vivió el lunes y que, a partir de ahora, pongan siempre a las víctimas por delante. Y es que si estamos aquí es por ellas. Por su memoria. Por su dignidad.

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