Hace poco más de un mes escribía un análisis titulado “Caballo Loco: la última galopada del juez Peinado”. En esa pieza les explicaba que, el polémico juez Juan Carlos Peinado había iniciado una cruzada personal contra el abogado de Begoña Gómez, Antonio Camacho, y con el fiscal del caso. Ahora, Peinado, que ya ha perdido cualquier tipo de vergüenza ha iniciado directamente una guerra sucia contra su enemigo personal, el Gobierno de Pedro Sánchez, enviando una exposición razonada demencial en la pide que se impute al ministro de Justicia, Félix Bolaños.
Un escrito plagado de burradas: desde decir que se debería registrar La Moncloa, hasta directamente ‘matar’ a la propia Begoña Gómez en un error imperdonable en un escrito tan serio como es este, que ni más ni menos pide imputar a un ministro por falso testimonio y malversación o llamar, una y otra vez, durante todo el escrito ‘investigado’ a Bolaños como si ya estuviera imputado. Un hecho, este último, que parece hecho tan solo para que determinados pseudomedios lo copien. Sería incluso gracioso si no fuera por lo serio del asunto.
Y es que Peinado parece que quiere suplantar a Alberto Núñez Feijóo como líder de la oposición. Este martes era, cuanto menos sorprendente, ver el consenso existente entre periodistas de todo color político en reconocer que, a su juicio, este juez está haciendo política desde su juzgado. Ha llegado a utilizar el término ‘protervo’, que significa perverso, para definir a Bolaños. Si hasta el propio Feijóo se ha puesto de perfil ante tal magna burrada de ‘Caballo loco’. Me imagino al gallego sudando la gota gorda para salir por peteneras ante las preguntas de la prensa sobre este demencial asunto.
En manos del Supremo
Ahora deberá ser la Sala de Admisiones del Tribunal Supremo la encargada de responder si admite o no está salvajada de Peinado. El parecer mayoritario de los expertos consultados por ElPlural.com es que las señorías del Supremo darán con la puerta en las narices a Peinado. Pero es que, además de eso, deberían darle un tirón de orejas de los buenos con una respuesta que evidencia que por mucha toga que uno vista, no todo vale.
Explicaba este martes la magistrada Vicky Rosell en TVE que hace unos años, una jueza de plaza Castilla envió una exposición razonada al Alto Tribunal por los cursos de Pablo Casado. ¿Se acuerdan de él? Aquel líder del PP que fue ejecutado, políticamente hablando, por los suyos por denunciar la corrupción de Ayuso.
Bueno, pues en aquella ocasión el Tribunal Supremo le devolvió la exposición razonada a la juez porque decían que carecía de pruebas suficientes para abrir un procedimiento. Pues si aquello carecía de suficientes pruebas, no quieran saber ustedes, lectores, las carencias de las que adolece esta exposición razonada. Directamente no tiene ni pies ni cabeza. Y como bien ha recordado Rosell, para deducir falso testimonio ha de haber autor de procesamiento, de archivo o sentencia. Pero claro, este hombre va a la suya en su guerra particular contra Begoña Gómez, Pedro Sánchez y su Gobierno.
La calidad jurídica, aunque sea mínima, es algo que a Juan Carlos Peinado le resbala por el forro de la toga desde el primer día. Nuestro particular ‘Caballo loco’ está en guerra y nada más importa. Es él contra el Gobierno.