Crece el consumo de comida orgánica y también de vinos ecológicos, cuya característica esencial es que, de la producción de la uva a la elaboración del vino, todo el proceso está exento de químicos. Lacrima Terrae es una tienda online especializada este tipo de caldos, que ha impulsado las hermanas Sofía y Alba. Hablamos con ellas.

¿Qué es, exactamente, un vino ecológico, y cómo se garantiza que lo es? Alba: Un vino es ecológico cuando las prácticas y materiales empleados en el cuidado del viñedo, la producción, el embotellado y el almacenaje del vino son lo más naturales y sostenibles posible. Esencialmente se podría resumir en: no se emplean tratamientos químicos en el viñedo (pesticidas, herbicidas…); los abonos han de ser naturales; la cantidad de sulfitos (empleados en la conservación del vino) está limitada; está prohibido el uso de productos a partir de Organismos Modificados Genéticamente; se limitan las prácticas y tratamientos enológicos que se realizan en bodega para elaborar el vino; para proporcionar garantías a los consumidores, los vinos que cumplen con los requisitos que marca la Unión Europea pueden incluir el sello de producción ecológica en su etiqueta.

¿Por qué el vino es el ejemplo perfecto de que nuestras acciones del día a día pueden tener un gran impacto? Sofía: Porque en la producción del vino hay un gran número de factores aleatorios (climatología, plagas…), y la mayor parte de las bodegas que consiguen grandes vinos no los consiguen por azar, los consiguen porque son capaces de intervenir en los momentos adecuados para cambiar el curso de las cosas. A esto nos referimos cuando hablamos del poder de nuestras acciones. Pero nuestras acciones tienen un impacto nos guste o no. La cuestión es si decidimos ser nosotros quienes vamos al volante. De la misma forma que podemos usarlas conscientemente para tener un impacto positivo o conseguir un objetivo, aquello que hacemos de manera automática también tendrá unas consecuencias que observaremos con el tiempo.

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¿Cómo surge Lacrima Terrae? Alba: En el confinamiento nos metimos a apoyar a la bodega que cofundaron nuestros padres en 1998. La bodega había recibido la certificación de vino ecológico y estaba empezando un nuevo proyecto con nuevas marcas y lanzando el canal online. Trabajando para la bodega nos dimos cuenta de que no es fácil encontrar vinos ecológicos de calidad, tanto porque se pierden entre la enorme oferta de vinos de reconocidos marketplaces, como porque las bodegas pequeñas muchas veces no tienen los recursos necesarios para dar a conocer sus vinos. A nosotras nos pasa que cuando entramos en un marketplace de vino nos perdemos entre todas las referencias que hay. O tienes muy claro lo que buscas o te abruman todas las opciones. Y acabas yendo siempre a lo seguro. Vimos que existía la oportunidad de crear un espacio donde el consumidor pudiera acceder a un portfolio que ha sido cuidadosamente seleccionado para ofrecer vinos de calidad y singulares. Para salirte de los clásicos sin arriesgarte. Al final lo que empezó como “un hobby”, fue creciendo y se acabó convirtiendo en un proyecto propio.

Más que una tienda, es un espacio de conversación, ¿por qué? Sofía: Porque utilizamos el vino para promover un estilo de vida más consciente y sostenible. Porque queremos que Lacrima sea un punto de encuentro de productos y un consumidor concienciado con la sostenibilidad. Queremos fomentar las conversaciones en torno a estos temas y que la gente vea que hay otra forma de hacer las cosas, y dar visibilidad a este tipo de proyectos.

¿Cómo contactáis con las bodegas con las que trabajáis, y qué les aportáis? Alba: Les aportamos visibilidad y acceso a un consumidor interesado en el tipo de vinos que ellos hacen. Lacrima no busca ser un gran portal donde cada bodega es una más en el portfolio. Queremos darle protagonismo a todas las bodegas con las que trabajemos porque además de vinos de calidad estas bodegas están alineadas con nuestros valores, y están dispuestas a ir un paso más allá por incorporar en su forma de trabajar el respeto por el medio ambiente.

¿Cuál fue el primer vino ecológico que probasteis? ¿Y el más reciente que habéis descubierto? Alba: Del primero ni nos acordamos ya, la verdad jajaja Los más recientes han sido los de una bodega de La Rioja que esperamos incorporar al portfolio en breve.

Copy of Lacrima Terrae   Diciembre 2020 @BeatrizTormenta7

¿Cuáles son los vinos que más destacaríais de vuestro catálogo? Sofía: Si tuviéramos que quedarnos con uno sería Optare tinto. Es un vino DOQ Priorat criado en ánforas de barro. Es muy especial porque gusta tanto a novatos como a experimentados, y además es super versátil. Es el aliado perfecto tanto para un plato elaborado como para una barbacoa. Nos ha sorprendido mucho que varias personas que suelen preferir vinos blancos se han aficionado al tinto gracias a Optare (Alba entre ellas).

¿Hay diferencias en el sabor entre un vino ecológico y otro que no lo es? Sofía: Según un estudio de UCLA “Does Organic wine taste better? An análisis of experts ratings” en las catas a ciegas los expertos califican mejor los vinos ecológicos que los no ecológicos. Lo que se entiende es que al dejar de tratar a la planta con pesticidas y químicos ella recupera sus propias defensas y propiedades. Además, la calidad de la uva es mejor, ya que recupera sus aromas, minerales y antioxidantes.

En general, en España, ¿nos gusta el vino? ¿También a las generaciones más jóvenes? Alba: En España nos gusta mucho el vino, y no sólo a las generaciones más mayores. Cuando estuvimos investigando para crear Lacrima vimos varias estadísticas y en general indicaban que las generaciones más jóvenes beben vino también. Según un informe de Nomacorc, de hecho, la generación Z prefiere el vino a la cerveza.

Y, ¿somos cada vez más ecologistas y amantes de lo artesano? Sofía: Sin duda. Un estudio de Deloitte “ The Deloitte global millenial survey 2020” mostró que una de las principales preocupaciones de los millennials es el cambio climático y el medio ambiente, y que el 38% de ellos había aumentado el consumo de compañías cuyos productos o servicios tenían un impacto positivo en el medio ambiente. Además, cada vez nos parecen más tangibles amenazas que antes nos quedaban muy lejanas. Nadie se podía ni imaginar una pandemia mundial, ahora cuando alguien menciona el cambio climático, pocas personas piensan que eso ellos “no lo van a ver”.

Copy of Lacrima Terrae   Diciembre 2020 @BeatrizTormenta2

A la larga, ¿podrá competir el vino ecológico con el tradicional en su precio? Alba: En general no hay grandes diferencias en precio entre un vino ecológico y otro que no lo es. Sin embargo, es cierto es que cultivar un viñedo ecológico tiene más riesgo porque estás más limitado con los productos que puedes echar para combatir las plagas, y esto puede incrementar un poco el precio. En este sentido, las investigaciones en técnicas de vitivinicultura van a poder mitigar este riesgo y contribuir a igualar aún más el precio. Por ejemplo, Bodegas Enguera, una bodega con la que trabajamos, utiliza el análisis de datos para identificar cuándo las plantas son más propensas a sufrir una plaga y poder así tratar al viñedo para prevenirla.

¿Con quién os gustaría brindar por el éxito de vuestro proyecto? Sofía: La respuesta inmediata es: con nuestra familia y amigos que nos apoyan a diario desde el comienzo. Pero lo cierto es que también nos encantaría ponerles cara y brindar a todas aquellas personas que nos siguen en las redes sociales y que se ilusionaron con el proyecto desde el día uno. Parece que no, pero emprender es duro, y muchas veces ver que alguien que no te conoce cree en ti y te escribe, te pone las pilas y te ayuda a seguir.